Lisa
Lalisa Manoban siempre fue una chica independiente. Había aprendido a cuidarse sola desde muy pequeña. Su madre trabajaba todo el día en su casa, por esto, Lisa era quien se preparaba para ir al colegio, Lisa era quien programaba su despertador para llegar a tiempo, Lisa fue la niña quien preparaba su propio desayuno, la pequeña que se preocupaba por que su madre almorzara y cenara cada día. Ella ordenaba comida a su casa desde el teléfono, y, de vez en cuando, le preparaba un sándwich a su madre. Nadie la ayudó a prepararse para su primera prueba de matemáticas, y sin embargo la aprobó. Cada 27 de marzo, a la mañana, ella se despertaba sonriendo e iba directamente a la oficina de su madre con un café y unas tostadas, luego volvía a la cocina, tomaba sus cereales y una cuchara para volver con ellos a la oficina de su madre.
-Mami, ya tengo 8.- le dijo sonriendo y sentándose encima de su madre.
-¡Cielo! Lo sé.- Mintió.- Creces demasiado rápido, lo sabes, ¿cierto?
-¿Eso piensas?
-Claro que sí, estás casi de mi tamaño.
-¡Eso no es verdad!- Ambas rieron.
-Escucha, princesa, debo acabar con esto. Desayunemos juntas y en la tarde te doy tu regalo, ¿bien?
-¿Tienes un regalo para mí?
-Por supuesto.
Ese regalo, al igual que muchas otras promesas de cumpleaños, nunca llegaron para la niña que a los diez años, notó que no era ella quien debía recordarle a su madre qué día era su cumpleaños. Así que simplemente se reunía con algunos amigos después de la escuela.
Al poco tiempo de que Jeongin apareciera en su vida, a su madre se le dio la oportunidad de otro trabajo con una mejor paga, e innecesariamente, la señora lo tomó.La madre de Lisa pasaba más tiempo en viajes de negocios que en su hogar, Lisa se hizo cargo del pequeño niño, y le dio todo lo que a ella nunca le dieron; la posibilidad de crecer junto a alguien.
Lisa no estaba enojada con su madre, ni le guardaba rencor, gracias a su duro trabajo, ni a ella ni a su hermano les falto la comida, ni una gran casa con todas las comodidades necesarias, y algunas totalmente innecesarias, pero que se veían bien, según su madre.Así, la pequeña Lisa fue creciendo, básicamente, siendo una adulta en un cuerpo diminuto y con una vocecita sumamente adorable al oído de cualquier persona.
Cada año, para celebrar la fiesta de cumpleaños de su pequeño hermano, Lisa alquilaba una cabina fotográfica. Siempre le dijo a Jeongin que los cumpleaños eran un lindo recuerdo que seguramente le gustaría recordar cuando creciera, y qué mejor manera de que pudiera adentrarse con sus amigos en un pequeño sitio donde por un par de minutos, él pudiera ser libre de tomar fotos haciendo poses divertidas solo, o con sus amigos. Lisa nunca le pidió que le mostrara esas fotos, pero sin embargo, cada noche, una vez que todos los niños se iban a casa. Jeongin se sentaba en las piernas de Lisa y le relataba cada segundo que había pasado sin su hermana mayor a su lado.
Lisa, gracias a su madre y su obsesión con el trabajo, nunca tuvo que preocuparse por el dinero. Incluso, tenía la posibilidad de estudiar lo que quisiera, y es lo que hará este año, aunque le doliera dejar a Jeongin con algún extraño durante algunas pocas horas.
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Photo Booth. [Jenlisa]
Fanfiction"Las fotografías son una lucha. El enemigo es el tiempo y vences cuando consigues congelarlo en el momento adecuado, evitas que algo que habla de ti y de lo que está pasando muera y desaparezca para siempre." Historia corta.