Lección #7 : Repetir

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Era una noche única. Las aceras de ladrillos entretegian los caminos entre carreteras estrechas y edificios que se alzaban magestuosamente iluminados por la clara y melancólica luz de la luna.

Nada podría describir tan perfectamente la ciudad del amor, como esa noche, las luces de las lamparas, la luna brillante, el camino solitario, los edificios rústicos, las estrechas aceras, la Torre Eiffel imponente al fondo, todo asemejaba aquellos antiguos cuadros de épocas victorianas, que te hacen soñar sobre la belleza de París.

Cualquiera creería que aquella pareja que se escuchaba a lo lejos complementaba la escena.

Pero no, más bien convertía aquel divino momento en un peculiar y gracioso acontecimiento.

Un caballero de apariencia elegante, cabello rubio platinado perfectamente acomodado hacia atras, con una fina chaqueta blanca y pantalones rojos, una representación de la perfección y clase de una persona excepto por el hecho que traía cargando en la espalda, a una mujer delgada de cabello y traje oscuro.

Una particular escena en una noche única, y nadie podría describirla así como Natalie.

Dicen que el beber mucho hace florecer las inhibiciones, pero para ella, significó una total transformación sin preocupaciones del trabajo, sin miedo a hacer lo que quisiera aunque la estuviese mirando, sin héroes que derrotar, sin agendas que seguir; una oportunidad de ser lo nunca había podido.

Llevaban algunas cuadras a paso lento, se notaba que ella no representaba mucha carga para él, sin embargo cada vez que aceleraba el paso, la mujer lo detenía insinuando que el movimiento la hacia sentir mareada.

Natalie no pasaba desapercibida, su tono de voz no era tan alto pero no paraba de hablar, contrario a su jefe, que sólo seguía el camino con la mirada fija.

- Que linda noche, mira esas luces - decía la mujer arrastrando las palabras - ¿Notaste lo bellas que son las noches en París? Yo nunca lo había notado hasta hoy ... ¿Podemos parar para contemplar la noche, sólo por un rato?

-......

Pasaron algunos minutos en silencio, sin recibir ninguna respuesta.

- Nunca habíamos tenido tiempo para esto.... hablar, disfrutar la noche, ver las luces.... - mirando las lamparas y señalando los edificios con dificultad tratando de mantener su dedo en una dirección fija - No te has puesto a pensar ¿Porqué?

-......

- Porque siempre estamos viajando en auto, siempre con ese auto... maldito auto - refunfuño Natalie arqueando las cejas

Otra vez hubo silencio, aunque podría haberse notado una ligera sonrisa en la boca del señor Agreste, algo imperceptible para su asistente.

- Por cierto, ¿Dónde dejo el auto? Llevamos un rato caminando y no veo el auto en ningún sitio.

No hubo respuesta

- Ya sé... apuesto que llegó volando! ... lo imagino a usted volando desde la azotea ... jajaja -soltó una carcajada que resonó por toda la calle

El diseñador cerro los ojos por instante y movió la cabeza en signo de negación.

Está era una faceta que jamás había visto en ella y definitivamente no le agradaba, pero también entendía que en el estado que se encontraba no habría manera de evitarlo.

Después de un rato riendo Natalie se detuvo, las palabras que decía definitivamente no se ajustaban a la capacidad de razonar el contexto, ella sólo dejaba escapar ideas que se le venían a la mente para luego analizarlas con detenimiento.

El cumpleaños de Natalie (TERMINADA) - Miraculous Ladybug -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora