I. Condones

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Inconmensurable
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Encendían con besos el mar de sus labios
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...

Envueltas en el ajetreado ambiente de esa cafetería, Kyōka y Ashido observan con los ojos bien abiertos por la sorpresa a Momo, sentada frente a ellas, con el rostro enrojecido y el ceño levemente fruncido. Ambas tratan de procesar la pregunta que jamás hubieran imaginado que escucharían de la propia Yaoyorozu Momo.

— ¿... Qué?

— ¡Sí! —Hablan a la vez las dos segundos más tarde, siendo Ahisdo la que exclama, esbozando una sonrisa de oreja a oreja y recibiendo la mirada perpleja de su amiga.

— ¿E-enserio? —Responde Momo, relajando un poco su expresión.

— ¡No te preocupes, Yaomomo, ya tienes veinte años, no seis! —Continúa, cruzando sus brazos sobre la mesa—. Además, dudo que presten atención a eso. Más bien, te preguntarán pocas cosas como el tipo que quieres, el tamañ...

— ¡Espera, espera, espera! —La interrumpe Kyōka con el ceño ligeramente arrugado, captando la atención de las dos—. ¿¡Cómo demonios sabes tú eso?!

Mina arquea una ceja, sin entender muy bien por qué se ha alterado.

— Porque he ido un par de veces. No tiene nada de malo.

— E-entonces —carraspea Momo, llevando uno de sus mechones de su cabello suelto tras su oreja con algo de inquietud—, estás segura de que no habrá ningún problema, ¿cierto?

— Claro, puedes ir tranquila. —Vuelve a animarla Ashido, sonriendo con picardía—. Quién diría que Yaomomo pediría consejo para comprar condones. —Canturrea, a lo que Jirō se golpea la frente con la palma de su mano mientras la azabache enrojece con más violencia.

— ¡A-Ashido san! —Exclama avergonzada.

— ¿Qué? No estoy mintiendo.

— ¡Ni tampoco teniendo vergüenza!

— Oh, vamos, Kyo. —Rueda los ojos la rosada—. Es importante usar los anticonceptivos cuando mantienes relaciones sexuales y no solo para evitar embarazos, sino también para evitar las enfermedades de transmisión sexual. Y los preservativos son la mejor opción para éstos casos. —Comenta sin pudor, encogiéndose de hombros antes de coger su batido de plátano y darle un sorbo—. ¿O acaso Denki y tú no lo usáis? —Pregunta con diversión tras beber, arqueando ambas cejas.

— ¿¡Po-por qué ha-hablas de eso ahora?!

— Curiosidad, curiosidad. —Bromea, desviando la mirada al ampliar su juguetona sonrisa.

— ¡Mina! —Protesta enrojecida hasta las raíces, aunque la rosada la ignora olímpicamente, volviendo toda su atención a Momo.

— ¿Quieres que te acompañemos a la farmacia más tarde, Yaomomo? —Propone, ladeando ligeramente su cabeza mientras la azabache siente sus mejillas arder de nuevo.

— ¡N-no, no, no hace falta! —Niega, sonriendo nerviosa—. Creo que podré ir sola.

— ¿Seguro?

— Sí, no te preocupes, Mina san.

Lo siento, la verdad es que creo que si voy contigo, me pondría mucho más nerviosa de lo que ya estaré, piensa, teniendo muy en cuenta la inquieta personalidad de su amiga, quién sería capaz incluso de hacer que la farmacia al completo se enterara de lo que iban a buscar.

— Está bien, pero ¿aceptarías una recomendación de una experta? —Cuestiona con picardía, a lo que Momo frunce ligeramente el ceño, con curiosidad.

Inconmensurable; todomomoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora