Una chica común y corriente llamada ______ es transportada misteriosamente al mundo de su programa favorito: ¡Miraculous Ladybug! Ella entrará en hype, gritará de alegría y mucho más, también se convertirá en amiga de los personajes. Se pone un poco...
—Ugh, detesto tener que levantarme con este tipo de clima— me hablé a mí misma disgustada mientras veía la lluvia fuera de mi balcón.
—Pero aún así, debes ir al colegio— comentó mi mamá pasando frente mi puerta.
La miré con cara de pocos amigos y me dirigí al baño para realizar mi rutina.
Cuando llegué a la escuela, vi a Nino a la distancia. Me le acerqué y lo abracé por detrás, provocando un gesto de sorpresa por su parte.
—¡Felicidades por ganar el concurso la semana pasada, Nino!— Lo felicité.
—¡Gracias, chica! Ladybug y Chat Noir bailaron genial con mi ritmo— hizo una pose graciosa.
—Si, gracias a eso ganaste— habló Adrien detrás de Nino.
—Bueno, vamos a clase. Demasiado éxito se le subirá a la cabeza— dije en tono burlón.
Los dos chicos rieron y fuimos a la clase de la señorita Mendeleev.
La mitad de la clase sucedió sin ningún contratiempo, hasta que oí susurrar a Rosita acerca del príncipe Ali y lo mucho que lo respetaba. La vi con ternura y sentí gran rencor hacia la maestra cuando castigó a la rubia por usar su celular en clase.
Cuando Nath y yo atravesamos la puerta de salida de la escuela, estiré mis brazos mientras hacía muecas.
—MMMmmmmm ¡y otro día en este magnífico colegio!— Exclamé con una sonrisa.
—¿Por qué tan contenta?— Me preguntó el oji turquesa.
—¿Por qué no estarlo?— Lo vi burlona.
Por el rabillo del ojo noté que Nino y Adrien miraban en nuestra dirección. (¿Tendré algo en la cara?) Me cuestioné viendo al cielo despreocupada.
Rosita pasó al lado nuestro mientras observaba, con una sonrisita, un sobre rosado.
—¿Será una carta de amor?— Preguntó el pelirrojo.
—Creo que si, se la querrá mandar al príncipe Ali, supongo.
—Cambiando de tema, hay unos dibujos que...
Dejé de prestarle atención a Nath y volteé a ver hacia donde estaba Rosita, con Chloe y Sabrina... ¡¡¿LLORANDO?!! (¡Oh no, esto no lo dejaré pasar!) Pensé con el ceño fruncido.
