Te pertenezco en cuerpo y alma.

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#OQPromptParty2019

¡Hey de nuevo! Así es, será una actualización o hasta dos, en cada fic nuevo que tengo. Disfruten esta semana tanto como yo.

Robin y Regina tienen un tiempo privado en Camelot.

Tener una experiencia cercana a la muerte nunca pensó que sería tan aterrador. Había estado en robos de alto riesgo donde debía trepar árboles, disparar sus flechas y sobre todo, cuidarse de la guardia real.

Pero nunca había tenido que ser envenenado y dolía, había dolido como el mismo infierno cuando sentía como por sus venas su sangre hervía en el interior de sí mismo, estaba sintiendo la muerte llegar, pero se sentía bien.

Sentía como una paz enorme lo estaba inundando y estaba feliz, feliz de haber salvado a su alma gemela y también, feliz de que su muerte no esté siendo tan terrible como se lo imagino. Sí, probablemente tenía un corte de una espada envenenada que fue enterrada en su abdomen bajo, pero siempre creyó que sería peor y sinceramente no estaba siendo así.

Ella estaba a salvo. Regina estaría a salvo gracias a él y eso fue todo lo que necesito para finalmente cerrar sus ojos.

—Robin... ¡Robin abre tus ojos! —exclamó la ex-reina malvada tomando el rostro de su eterno amor entre las palmas de sus manos. —No me hagas esto. —suplicó –algo que era inusual en la morena, pero él se estaba muriendo frente a ella–

Sabía que aún estaba respirando, pero sus ojos se mantenían cerrados y ella necesitaba verlos, quería observar al menos por última vez aquellos ojos azules que la hacían sentir en medio de un océano, aquellos que la hacían sentir libre, amada y en paz.

La morena lo dejó por un momento cuando se acercó a Emma Swan nuevamente, tenía una mirada amenazadora, herida, pero también llena de enojo.

—Sánalo. —ordenó.

—Regina, eso podría traer consecuencias.

—¡Solo hazlo! ¡Esa espada estaba hecha para matarme a mí y él lo impidió! Lo necesito con vida.

Dichas aquellas palabras, la actual Dark One se acercó a Robin Hood para simplemente hacer que sus manos soltaran destellos color amarillo y entonces, finalmente, el rubio líder de los Merry Men's soltó un respiro y sus ojos estaban abiertos.

Regina se acercó para intentar abrazarlo, cubrirlo con su calor, pero él no podía moverse aún, así que solo lo besó. Besó a su alma gemela dejándole saber todo el miedo y la angustia que había sentido mientras había estado semi-inconsciente.

—No vuelvas a meterte en mi camino.

—No soñaría con eso. —por primera vez, él sonrió y tuvo la fuerza suficiente para decir aquellas palabras que incluso a la morena hicieron reír.

...

No recuerda mucho, no recuerda nada más que haber besado a Regina una última vez y entonces todo se volvió negro.
Pero ahora estaba en una enorme habitación –la que compartía con su alma gemela, olía a manzanas y las mantas tenían también un característico olor a vainilla– la luz del día atravesaba por las ventanas cuando de repente una puerta comenzó a abrirse.

Era Regina, tenía una bandeja entre sus manos que aparentemente contenía el desayuno y eso lo hacía feliz. Aparentemente estaban teniendo por primera vez un momento de privacidad desde que aterrizaron en estás tierras tan antiguas –pero cómodas y al mismo tiempo alejadas de esa tecnología que para el ladrón resultaba extraña–, pero con una manera deliciosa de preparar los alimentos necesarios para revivir.

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