Jodidamente afortunado.

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#OQPromptParty2019

No voy a decir nada, solo gócenlo, ah.

Robin y Regina se encuentran en un tren abarrotado.

Algún día ella debería abandonar el glamour que conllevaba usar tacones para crecer un par de centímetros extra –al menos por las pocas horas que duraba su rutina de trabajo–, pero no, Regina Mills jamás dejaría sus preciados tacones por una tormenta como la que estaba sucediendo en este momento ni mucho menos por su necesidad de tener que tomar el tren todos los días para llegar puntual a su destino. 

—¡Tenga cuidado! —gritó un hombre empujando a la mujer que, al parecer estaba teniendo una mañana bastante mala, pues en cuanto ella logró su cometido de subir al tren no pudo evitar alejarse de gente como esta.

La morena lo ignoró, era lo mejor –no pretendía ponerse a pelear por un asiento que no se encontraba libre ni siquiera cuando olvidó aquel Starbucks con el cual siempre solía iniciar una mañana prometedora–, además era un hombre viejo, lleno de canas y con el característico olor a puros de mala calidad.

Sí, en definitiva, no valía la pena en absoluto.

6:30am

Bien, estaba bien, aún faltaba una hora para que entrara a su trabajo, pero Regina era una de las personas más puntuales y comprometidas con aquella empresa que estaba comenzando a crecer, después de todo, ella era el genio en repostería detrás del éxito obtenido en algunos concursos. Agradecía que se le hubiera dado crédito por ello –y un aumento bastante notorio a su sueldo–, por hacer lo que más amaba.
Ella realmente nunca pensó que sucedería algo así; al contrario de todo, pensó que terminaría infeliz ordenando papeles en algún lado, pero no, era feliz.

Inglaterra realmente le había dado todas las satisfacciones del mundo que podía haber pedido de más joven, y sí, eso incluía los trenes abarrotados y llenos de gente todo el tiempo.

Algún día aprendería lecciones de manejo y entonces se compraría un automóvil, estaba comenzando a ser necesario.

—¿Podrías moverte un poco, por favor? —una voz la sorprendió y sacó de sus profundos pensamientos cuando aparentemente había estado demasiado recargada en un misterioso hombre –que al parecer era nativo de aquí, por el acento–, Regina inmediatamente se puso erguida y con un mechón acomodándose detrás de su oreja, finalmente hablo.

—Lo siento, el hombre de allá parecía estar muy molesto esta mañana y realmente no pretendía pelear. Así que lamento haberte molestado. —estaba apenada.

—No veo porque tendrías que estarte disculpando, milady, esta claro que los trenes abarrotados a esta hora del día son un martirio. 

Milady.

Regina tenía tiempo sin escuchar aquella palabra, era bien sabido por los muchos libros de historia que había tenido la oportunidad de leer, que los reyes solían llamar así a las señoritas con las que estaban dispuestos a casarse y, por supuesto, que eran hijas de alta alcurnia.
Pero escuchar a un hombre con un acento bastante marcado decir aquello en definitiva la dejo... impresionada.

...

Robin of Locksley era un fotógrafo especializado en platillos Deluxe que daban fama a su hermoso lugar natal. Él, secretamente estaba enamorado de Inglaterra a pesar de que no tenía muchos amigos, tenía a su madre, un hermano y bueno, su perro Luke también contaba un poco. ¿No es así? Porque él realmente creía que era así. 

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