Prólogo

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— Cariño este es Benjamin, viene a jugar contigo –dijo mi madre presentándome al niño.

Tenía alrededor de los 5 años cuando lo vi. Era de mi misma estatura, tenía las facciones de su padre, pero los ojos de su madre, unos hermosos ojos azules. Su cabello era negro, un negro demasiado oscuro; y su piel blanca, tal como la nieve.

Pensaba que no lo iba a volver a ver más, que sería un lindo recuerdo el de una pequeña Elizabeth de 5 años enamorada de un pequeño de 6 años. Era la primera vez que lo veía y me había gustado, y tan sólo tenía 5 años. Se supone que a esa edad me debían dar asco los varones, pero él no, tenía algo.

Nuestros padres eran amigos cercanos, siempre venían a mi casa, pero esta era la primera vez que llevaban a su hijo.

Me miró con sus hermosos ojos azules y me señaló el patio de mi casa. Ahí afuera estaban nuestros padres, sentados en una mesa al costado de la pileta. Salimos y fuimos corriendo hacia el césped, nos tiramos allí y comenzamos a pegarnos sin razón alguna, eramos dos niños divirtiéndose. No recuerdo nada más que risas y golpes de aquel día.

Lo que me enteré una semana después fue que ese día los Parks iban a mi casa para despedirse, por eso habían llevado a su hijo. Se iban del país, pero nunca supe a dónde ni porqué.

Benjamin Parks (Sueños)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora