Capitulo III: El Encuentro

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Otoño

Una tarde, durante la práctica de escalado, llegaron de improvisto los guardias, me pidieron que los acompañara, solo me dijeron que el Capitán me había mandado a llamar. No mencionaron nada sobre el por qué o para que me habrían mandado a buscar, a pesar de que insistía en la pregunta. No tenía otra opción, así que comencé a descender. En lo que bajé, Ángel me tomó del brazo y me dijo:

_Oye, ten mucho cuidado, aquí estaré esperándote, no dudes en ningún momento de ti si debes defenderte, se fuerte y pase lo que pase no te doblegues ante nadie.

_Estaré bien, no te preocupes, tendré mucho cuidado, le dije.

_ Pendiente de todo lo que te digan, quizás nos pueda servir de algo.

_ Está bien!, lo haré. No sin antes darle un beso de despedida. En cierto modo, por dentro tenía miedo, pero ver la confianza que tenía él en mí, me dió la fuerza para ir hasta allá, aun sin saber con qué me encontraría, o si volvería con los chicos. Así que me dirigí hacia una de las camionetas que estaban esperando en la entrada, allí estaba el Capitán esperándome, en cierto modo estaba curiosa de lo que pasaría. Cuando iba partiendo, todos los chicos se quedaron mirando la camioneta, con la sensación de que tal vez no regresaría junto a ellos.

Al momento de montarme y cerrar la puerta, él se volteó hacia mí, y con palabras algo quizás rudas, pero se podía sentir el orgullo de su parte:

_ Lo has hecho bien!, y creo que estas lista, quiero que estés pendiente de todo lo que te dirán, quizás esto pueda salvarte a ti y tu familia, debes cumplir todas las ordenes, para que todo salga bien.

_ ¿Y qué debo hacer?

_ Lo sabrás dentro de poco... todo dependerá de ti.

Me quedé pensativa, ¿Que tan riesgoso es? ¿Qué tiempo durará todo esto?... quiero volver a casa, extraño tanto a mi familia y amigos, tener mi vida normal como la tenia.

_Pronto entenderás, tranquila - hizo una pausa - ¿sabes?... siempre supe que lo harías bien, desde el principio sabía que no te rendirías, trabajaste duro, y por eso hoy sé que estas preparada para lo que viene.

_ Eso espero... y gracias por confiar en mí.

Nos quedamos en silencio el resto del camino.

Por la ventana observaba el paisaje, era como si estuviera en la playa o una isla, rodeados de palmeras, hacia el horizonte se podía ver el mar inmenso y azul, y ese olor peculiar del agua salada.

Subiendo por una colina, hacia mi derecha pude ver una mansión, era hermosa, tenia jardines, una fuente en la entrada, ventanales, y unas escaleras que daban hacia la puerta principal, allí nos esperaban.

En cierto modo fue entretenido, y algo relajante salir, ya que nunca lo hacíamos. Era un momento agridulce, aunque andaba sola, ya que mis compañeros se quedaron en el galpón, pero debía saber ¿qué pasaría con nosotros?, y en realidad tenia curiosidad ¿porque me eligieron a mí?

Ya en las escaleras, abrieron la puerta y descendí de la camioneta, unos guardias me estaban esperando; yo voltee hacia el Teniente:

_ ¿Usted no viene conmigo? Le pregunté.

_ No, debes ir tu sola, pero recuerda algo. No todo es creíble, y no todo es mentira.

_ Entiendo Señor.

_ Nos veremos luego.

Mientras iba entrando, observé detalladamente el lugar, la casa era como la que teníamos en mi país (no sabía dónde estábamos todavía, si nos habían sacado del país, o simplemente seguíamos allí), era hermosa, de un color veranear, de grandes ventanales, en la nuestra pasábamos las vacaciones de verano.

Akasha, el Génesis de la RebeliónWhere stories live. Discover now