Con mi mano tomé el mismo, moviéndola.Él, ante ello, jadeo -Sabes que soy impaciente... Usa tu boca, mgh~...- ¿Quién soy yo para negarme ante eso?.
Acerqué mi rostro a ésta, rozando mis labios con él. ¿Ésta cosa entrará en...?, mejor no pienso en eso. Pasé mi lengua por todo el largo de éste hasta llegar a la punta y lamerla en forma circular, sintiendo cómo su mano se posaba en mi cabeza, agarrando mis cabellos, tirando de ellos, levemente, haciendo que suelte jadeos, sin parar de lamerlo. Cuando sentí cómo movía su cadera, supe que quería más... Y le dí más
-A~ah T/N s~sigue-dijo entre gemidos
Continúe hasta que sentí un líquido llenarse en mi boca.Jimin me obligo a tomarlo todo,y como no podía contradecirle,lo hize.
_"—Serás mía..."_
Caminó hacia la cama, sentándose en la misma. Estiró su brazo, tomando mi muñeca, tironeando de ella, provocando que me cayera encima suyo a horcajadas, provocando que mi trasero rozase con su entrepierna.
—T/N, ¿Serías tan amable de lamerlos~?— Habló pícaro con una leve sonrisa ladeada, colocando tres de sus, ya nombrados, dedos frente a mi rostro.
No dudé ni un segundo en hacerlo. Abrí mi boca para que los colocase dentro de ella y, cuando lo hizo, comencé a lamerlos; metiendo mi lengua entre ellos para que se lubricaran.
Un par de minutos después, volvió a hablar —Detente— Ordenó, quitándolos de mi boca, dejando ver cómo un pequeño hilo de saliva los mantenía unidos a mi lengua.
Una de sus manos, bajó, lentamente, por mi cintura hasta llegar hasta mi trasero, dejando un pequeño apretón allí, provocando que soltase un leve jadeo. Él soltó una risa ronca por lo bajo, bajando un poco más, llegando hasta mi entrada, donde sentí cómo rozaba cada uno de ellos, humedeciéndola. Unos pocos segundos después, pude sentir cómo ingresaba uno de ellos, lentamente, hasta que estuvo dentro de mi por completo.
—Ah~ J-JiMin...— Gemí, moviendo mis caderas, levemente, dándole una señal para que lo moviera y eso fue lo que hizo de una forma lenta para que no doliera tanto.
La sensación que sentía en éstos momentos era difícil de explicar. Era una especie de combinación entre el dolor y el placer, aunque, poco a poco, se iba convirtiendo en una de puro placer. No entendía cómo éste hombre era capaz de causar tal sensación en mi.
Pude observar cómo una sonrisa, socarrona, se deslizaba por sus labios, antes de atacar mi cuello con besos húmedos, los cuales fueron acompañados por lamidas y mordidas. Podía sentir cómo succionaba la piel de éste con posesión, seguramente dejaría varias marcas, las cuales no se quitarían durante unos días.
Lo siguiente que sentí fue otro de sus dedos ingresarse en mi interior, esperando unos segundos antes de empezar de moverse en forma de tijeras, expandiendo mi entrada.
—Agh~ Mierda, ¿C-Cómo puedes- mgh... Ser tan bueno en esto?— Me sonrojé, al darme cuenta de la voz que había usado, ¿Por qué había sonado tan... _sumisa_?
Mis pensamientos fueron interrumpidos al sentir un tercer dedo ser agregado en mi enterior, haciendo que arquee mi espalda.
—¡Ah~!— Miré sus ojos, los cuales me miraban, fijamente, con las pupilas dilatadas de una forma tan hambrienta y coqueta...
—Mh~ T/N, estás muy estrecha... Me encantará estar dentro de ti~— Murmuró, cerca de mi rostro, tocando mis labios con los suyos, levemente, mientras empezaba a mover sus tres dígitos de forma un poco más rápido. Oh, maldición, siento que estoy en un sueño; si lo es, no se atrevan a despertarme.
Luego de unos minutos, sus movimientos pararon para quitar los tres dedos de mi interior, al notar cómo movía mis caderas. Tomó su gran erección con una de sus manos, alineándola con mi entrada, provocando que soltara un pequeño suspiro.
—Mgh, me vas a volver loco...
Tomó mi cintura, haciendo que bajase de a poco hasta que su miembro entró, completamente, en mi. Él se quedó quieto, esperando a que me acostumbrara y así no lastimarme, mientras dejaba unos cuantos besos en mi cuello hasta llegar a mis labios, dejando uno más largo.
—J-JiMin, muevete~...— Rogué, moviendo mis caderas, levemente, alentándolo para que lo hiciera mientras pasaba mis brazos alrededor de sus hombros.
—Con gusto, princesa— Contestó en un susurró hacia mi oído, tomando con un poco más de fuerza mi cintura para moverme, no tan lento.
—Ah, ah, mgh~— Gemía por cada embestida que me brindaba. Me hacía calor, demasiado calor; quería sentirlo aún más adentro, quería que acelerara, quería más, mucho más...
_Lo quería a él._
—Más, m-más~ Por favor...~— Le supliqué.
—A tus ordenes... Agh— Gruñó, acelerando la velocidad de sus movimientos, provocando que arqueara mi espalda, tirando mi cabeza hacia atrás.
—¡Oh, santa mierda!— Aquella maldición se escapó de mi boca.
Así estuvimos, él maldiciendo en gruñidos y gemidos roncos, mientras yo gemía; lo más alto que mi garganta me permitía, su nombre, una y otra, y otra vez.
_Esto es algo que, definitivamente, no podré olvidar jamás..._
—Mierda, voy a- ¡Agh!— Se corrió dentro de mí, llenándome completamente con aquel líquido caliente, logrando que me sintiera llena y yo también lo hiciese.
_Oh, por la mierda que lo iba a olvidar... Éste hombre está hecho por los dioses griegos..._
Ambos tratábamos de calmar nuestra respiración y, cuando lo hicimos, él salió de mi interior, hizo que me acostara para, luego, hacerlo él junto a mi, tomando una sábana y, finalmente, poder taparnos.
—Estuviste maravillosa, pequeña. Ahora, eres sólo mía...— Murmuró, tomando mi mentón, haciendo que lo mirase.
—Y tú eres sólo mío...— Susurré, fatigada por mi reciente orgasmo. Me acomodé en su pecho, abrazando su cintura.
—Lo solucionaremos mañana. Descansa, pequeña...— Dejó un pequeño beso en mi cabeza para, después, colocar su rostro en mi cuello, supongo, cerrando sus ojos.
Asentí, lentamente, sonrojada, cerrando mis ojos, cayendo, inmediatamente, en los brazos de Morfeo.
Luego pensaría en qué le diría a mi madre y a los padre de JiMin. Ahora, sólo quiero descansar.
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