Capítulo 1.

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Un día, común, normal o ¿anormal?.

Todos los alumnos de Hogwarts estaban en  sus respectivas labores aquel día, haciendo tareas o reunidos con sus amigos. Todos por su lado.

Hermione fue empujada por una chica de cabello negro corto, cayendo al suelo de un golpe seco, levantó su vista para ver quién era la persona que le había empujado con tal brutalidad. Pero al alzar la vista se encontró con la risa malévola de Pansy Parkinson. Y pensar que quería ser su amiga en primer año.

– Cuidado Granger. –habló riendo la chica acompañada con una rubia a su lado, la mente de la castaña pudo comparar aquella imagen con la de unas llenas riendo. –¡Ugh! Se huele a una sangre sucia. ¡Vamos Prundence! No debemos estar cerca, puede que hasta sea contagio.

Pansy echó una mirada de superioridad a Hermione y fue la primera en darse la vuelta con una velocidad fugas, seguida por la chica rubia quien a duras penas podía seguirle el paso. Hermione seguía en el piso mirándo con el ceño fruncido como se alejaban las dos chicas ¿Cuán inmaduras podían ser? ¿Es que todavía no comprendían que esas niñaduras no iban a cambiar nada? Espantoso, ni siquiera podían sonreír con gracia de una forma sincera.

Suspiró con cansancio y desgana, desgana que aumento al ver a cierta persona venir.

–Esto es malo –susurró para si misma.

Vio caminar una cabellera rubia platinada entre el tumulto que venía por el pasillo.

¡Lo que faltaba!

Hermione maldijo entre sus adentros y antes de que pueda siquiera intentar levantarse del suelo escuchó la voz de rubio.

– ¿Limpiando el piso Granger? –habló el rubio con hostilidad haciendo reír a los que pasaban por ahí, era muy varo.

Hermione se puso de pie no sin antes echarle una mirada de rencor a Draco. Desempolvó su falda como si él no estuviera frente a ella, era mejor ignorar al chico que aún seguía parado frente a ella de brazos cruzados. ¡Qué quería!

– ¿No me vas a responder sangre sucia? –preguntó el rubio con desdén.

– No Malfoy. No voy a responder a tus idioteces. Me voy. –decidida a irse avanzó no más que dos pasos hasta que casi volvió a tropezar de nuevo. El pie de Malfoy era el causante. Pero no cayó al piso, no, por suerte. Fred Weasley la sujetó seguido de su hermano gemelo.

El rostro de Draco se vio desilusionado y cambió para volverse sombrío al ver que su cometido resultó estropeado por los pelirrojos.

– Gracias. –expresó Hermione a los dos chicos.

Malfoy iba a protestar pero le ganaron en tiempo. Los gemelos Weasley eran muy astutos.

– ¡Hey! ¡Malfoy! –dijo George parándose a lado del rubio, poniendo su peso sobre el hombro derecho del ojigris como si fueran amigos de toda la vida, claramente era todo lo contrario, el rostro de Malfoy lo decía a gritos.

– ¿Queríamos hablar contigo? como... ¡buenos amigos! –bramó el otro gemelo poniendo su brazo sobre el hombro libre de Draco con su típico tono burlón.

Hermione río ante ver tal escena. Los gemelos Weasley eran muy altos, tanto que ambos le llevaban más de una cabeza a Malfoy. A ese punto, el rubio debía de sentirse intimidado y eso,  claramente era una escena inolvidable para Hermione.

– Sí. Pero no aquí, en un lugar más privado... –susurró George con mucha gracia y sin previo aviso ambos gemelos tomaron al rubio y técnicamente lo arrastraron lejos de Hermione.

Riendo Hermione decidió seguir con su camino. Había acordado con Harry y Ron encontrarse en la cabaña de Hagrid, estaba llegando tarde. Por culpa de Pansy y Draco ahora estaba llegando mucho más que tarde. Si no corría no llegaría.

Huellas de LodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora