—¿A qué quieres viajar a Siberia? —escuchó a Sisyphus y Dégel charlando, o más bien discutiendo mientras ascendían desde Acuario.
La burbuja de paz que Albafica había logrado crearse nuevamente desde que se fueron Manigoldo y Kardia, acababa de explotar otra vez.
—¿Acaso no puedo hacerlo? —inquirió Dégel.
—Eehh, no —espetó el Santo de Sagitario—. ¡Albafica!
Maldición.
Agasha sonrió y con la cabeza hizo ademanes de respeto a los Santos. Él se negó a soltarla o a levantarse siquiera.
—¿Qué? —rezongó ante la interrupción.
—Haz algo, Dégel quiere viajar a Siberia sin motivos. ¿Qué tal si el Santuario es atacado?
—Sólo sería por una semana —insistió con enfado.
—En una semana podríamos estar todos muertos —insistió con severidad.
Albafica sólo deseaba que lo dejasen fuera de esa discusión pues él no era su Ilustrísima para decidir quién se iba por una temporada a otro país y quién no. ¿Por qué no se largaban con sus pleitos a otro lado?
—¿Y cuál es el problema con que Dégel vaya a Siberia o no, Sisyphus? —quiso saber Albafica al ver que era Sagitario quien estaba completamente en contra. Eso era raro ya que el Santo de Sagitario no solía entrometerse en asuntos ajenos.
—Que no tiene nada que hacer allá.
Irritado como Albafica se sentía, Dégel vio a Sisyphus con unos claros deseos de golpearlo.
—Y asuntos personales que no competen al Santuario no son excusa —terminó de decir.
—¿Y qué ha dicho su Ilustrísima?
—Sisyphus dice que no debo molestar al Patriarca con el tema —dijo Dégel realmente harto de tener que dar explicaciones—. Pero creo que fue un error comentarle acerca de esto. En estos días has estado demasiado insoportable —le dijo al Santo de Sagitario a la cara.
En definitiva eso Albafica no lo sabía, aunque comprendía el asunto ya que Dégel de por sí era algo cerrado con sus asuntos; el que haya confiado uno personal a Sisyphus y éste fuese un impedimento para cumplir su deseo debía ser el equivalente a pedirle a alguien que sostuviese un pedazo de limón por ti y esa persona te lo exprimiese en la cara.
—No es que yo esté en contra, Dégel —masculló algo ofendido.
—¿Ah no? ¿Entonces por qué no me has dejado siquiera preguntárselo al Patriarca antes de ponerte a berrear como si te hablase de traicionar al Santuario?
—Porque sabes bien que no te lo permitirá. ¿Y por qué la insistencia en irte?
—Mis motivos son solo míos, Sisyphus —espetó Dégel.
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𝑷𝒓𝒐𝒃𝒍𝒆𝒎𝒂𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝑨𝒕𝒂𝒓𝒅𝒆𝒄𝒆𝒓
Short Story『Albafica x Agasha』Él no estaba acostumbrado a tener momentos de efímera paz, sin embargo en esta ocasión Albafica se proponía a ser egoísta ya que lo único que quería era disfrutar del atardecer junto a su querida Agasha y ya. ¡¿Por qué eso (para l...