Catorce

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Procuremos que nos llegue a ser agradable el recuerdo de los que hemos perdido

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—Estuve pensando mucho en el tipo de fachada que querían hacer, durante toda la semana... ni siquiera puedo dormir bien pensando en la locura que quieren hacer —contó Jin, haciendo uso excesivo de sus gestos y movimientos de manos, cosa que sucedía mucho cuando estaba molesto por algo—. Y es que ya traté de hacer todo lo posible para que cambien de opinión en el despacho, pero el cliente se rehúsa a cambiar su idea original. Así que antes de volverme completamente loco, empecé a pensar en algún plan para conven- Nam, ¿estás bien, amor?

Namjoon no dijo nada, mientras mantenía sus manos firmes sobre el volante y la mirada fija en el camino. Su ceño estaba profundamente fruncido y eso no era algo normal en él. Jin debió haber notado que había algo mal con él desde el momento en que se subió al carro sin decir absolutamente nada. Así que esperó por una respuesta a su pregunta, pero esta no parecía llegar, ya que su novio sólo se limitó a suspirar.

—Nam, cariño —lo llamó dulcemente, llevando una mano a su mejilla, limpiando las lágrimas que comenzaban a caer silenciosamente por ella—. ¿Quieres hablar de ello?

—Un día de estos no lo voy a soportar más, Jin —murmuró al fin, exhalando con fuerza.

—Esto es sobre el otro productor, ¿no es cierto?

Namjoon asintió con enojo, deteniendo el auto frente a la luz roja y volteándolo a ver.

—¿Qué fue esta vez? —preguntó con suavidad, su corazón rompiéndose al ver a su novio tan desanimado.

—Se robó una canción muy especial, Jin —soltó, su labio temblando—. Fue la que te estuve enseñando durante estos meses. Él se la robó como si fuese cualquier cosa, llevándose mi esfuerzo, mis noches de desvelos, todo ese tiempo que perdí sin poder estar a tu lado por estar trabajando en ella...

Y entonces rompió en llanto, pero Jin estuvo ahí para sostenerlo, mientras ignoraba las bocinas de los conductores molestos cuando la luz del semáforo cambió a verde y ellos no avanzaron. Con trabajo y todavía con lágrimas en el rostro, Namjoon decidió mover el carro. Una vez que este quedó estacionado no dijeron nada, Jin simplemente se quedó observando a su novio mientras él respiraba profundo tratando de devolver su respiración a la normalidad. Él sabía perfectamente lo que Namjoon estaba haciendo. Siempre trataba de hacerse el fuerte y reprimir sus emociones; habían tenido muchas discusiones antes debido a eso. Jin había crecido en un hogar tan frío que se había acostumbrado a los golpes emocionales fuertes, pero aquello no significaba que dejara de mostrar lo que sentía; en cambio, Namjoon había crecido con una familia amorosa, pero gracias a ello, cuando las dificultades llegaban, no sabía muy bien cómo actuar. Además de que alguna vez le contó a Jin que su imagen dura en parte era para poder siempre ser fuerte por los demás cuando lo necesitaran (como su hermana menor, por ejemplo).

Jin no creía en eso de ser fuerte por alguien más. Por más que una persona tratara ser el sostén de alguien más, no serviría si aquella persona también necesitaba sostenerse a sí misma. Ningún muro aguantaría demasiados golpes si por dentro ya tenía grietas.

—Tienes que irte de esa casa productora, Nam —suplicó.

—Sabes que no puedo, Jin. ¿De dónde vamos a sacar el dinero de la renta, si dejo mi trabajo? —Namjoon bajó su cabeza.

I can't let go » kth + ksjDonde viven las historias. Descúbrelo ahora