FRAGMENTO... 6

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Anthony no dejaba de observar su pasaje de regreso a Chicago, se encontraba formado en la fila de la taquilla esperaba poder cambiar el día del viaje, en unos días sería su cumpleaños y deseaba pasarlo con Candy pero sobre todo su prisa era porque ese mismo día durante la fiesta que darían en su honor frente a todos pediría a Candy formalmente ser su novia además de que le daría la sorpresa de que ella y los tres primos viajarían aun prestigiado colegio en Londres muy lejos de la tía abuela y sus estrictas reglas, pero el entrenador del equipo le había mentido sobre la fecha de regreso ya que tendrían que hacer unas paradas en algunos lugares y eso alargaría el viaje y eso cambiaba sus planes cosa que molesto demasiado al joven jugador de polo.

- Piensa quedarse ahí – le hablo un hombre de unos treinta años que lo saco de sus pensamientos.

- Lo siento – se disculpó Anthony, tomo su maleta y avanzo, delante de él estaba un hombre alto que tenía una calva brillosa en la coronilla y un poco de cabello a su alrededor que daba la apariencia de un fraile – por qué no se apuran – comenzó a desesperarse.

- Gracias – dijo el hombre calvo y se dirigió a uno de los andes de la estación.

- Buenos días – Anthony saludo amable – quería ver si me pueden hacer un cambio – comenzó a explicar – es que se equivocaron en la fecha de regreso y...

- Lo siento joven no podemos hacer eso – dijo el taquillero sin mirarlo.

- Por favor, necesito llegar a Chicago con urgencia – esperaba poder convencerlo.

- ¿Cuál es su nombre? – cuestiono el hombre.

- Anthony Brower Andley – respondió el joven rubio, el hombre lo volteo a ver pues era uno de los integrantes de una de las familias más importante y de renombre en los Estados Unidos. El taquillero dejo su lugar un momento y fue a hablar con superior, que miraron sin ninguna discreción miraron al chico, el hombre regreso a su lugar.

- Lo siento mucho señor pero me informan que no se puede hacer ningún cambio – debe esperar hasta la fecha de salida.

- Tengo urgencia de partir cuanto antes – expreso Anthony con cierta desesperación.

- Lo único que puedo hacer es venderle un boleto para la salida del tren más próximo aun qué este lo llevara únicamente a Nueva York y de ahí tendrá que hacer un trasbordo – explicaba, Anthony se sintió aliviado – solo que al parecer únicamente quedan lugares en segunda clase – añadió.

- Eso no importa deme un pasaje por favor – Anthony se sintió aliviado, el hombre comenzó a llenar la hoja de registro fue ahí que se percató de algo.

- Lo siento joven pero los últimos pasajes se acaban de vender – el taquillero se encogió de hombros, no entendía cómo es que un joven de una familia tan importante no podía esperar un día para partir.

- ¿Quién los compro? – Anthony cuestiono al hombre.

- Aquel sujeto – le señalo el taquillero – el de la calva reluciente – dijo con un poco de burla.

- Gracias – Anthony dejo la taquilla y casi corrió para alcanzar al hombre, se llevó una mano al costado izquierdo tenía un ligero dolor después de la caída del caballo que había tenido en el juego contra el equipo inglés aunque eso no fue impedimento para llegar hasta el hombre – disculpe – Anthony puso una mano sobre el hombro de aquel caballero, en ese momento sintió una fuerte punzada.

- Se le ofrece algo – dijo el hombre con un poco de incomodidad al ser sacado de sus pensamientos, al ver el rostro de dolor del chico quiso ayudarlo - ¿se siente bien joven? – respondió un poco preocupado el hombre.

- Sí gracias, es solo que recibí un golpe – Anthony trato de sonreír, la punzada fue disminuyendo – usted compro los últimos pasajes a Nueva York – el hombre pareció no entender – necesito con urgencia llegar a Chicago.

- No entiendo eso que tiene que ver conmigo – aquel hombre dijo con seriedad, Anthony respiro para tranquilizarse y acomodar sus ideas.

- Señor tengo urgencia de llegar a Chicago, el entrenador de mi equipo organizo todo un itinerario según el por mi cumpleaños pero si me voy con él llegare mucho después para festejar con mi novia – explicaba el atractivo joven ante la mirada interrogante del caballero – el único modo de escaparme de mi entrenador es irme cuanto antes – miro su reloj de bolsillo – para este momento ya debe de haberse dado cuenta de que hui – apretó los labios.

- ¡Vaya, vaya! – hablo una voz detrás de ellos, tenía cierto tono de ironía – quien dijera que el héroe del equipo Estadounidense está desesperado por ir al encuentro con su amada – un joven alto de cabellera castaña semilarga y ojos color aguamarina estaba parado detrás de ellos dramatizando sus palabras. Anthony lo volteo a ver con molestia.

- Señorito – dijo el caballero sorprendido de ver a su patrón comportándose de esa manera.

- Tienes los pasajes – el joven ignoro a Anthony – ya quiero largarme de aquí – dijo de manera abrupta.

- Si ya los conseguí – el hombre extendió los boletos y se los entregó a su patrón.

- Entonces vámonos – ordeno de manera autoritaria.

- Espere – Anthony se animó a hablar – lamento lo que paso en el club y en el partido – se disculpó, el joven ingles volteo a ver de reojo al chico rubio, su blanca piel evidenciaba aún más el golpe que había recibido en el parpado – nunca fue mi intención que termináramos en los golpes – pero en verdad necesito llegar lo más pronto posible a Chicago – se mordió el labio inferior – les pagare el doble de los boletos – no le importaba tener que comprar ambos pasajes con tal de irse de una vez, el joven ingles extendió los boletos a su acompañante y con la mirada le ordeno entregárselos al chico rubio.

- Anda príncipe encantador – dijo el inglés con un tono de burla – ve al encuentro con tu damisela – como le daba la espalda a Anthony este no pudo apreciar que en el rostro de aquel chico ingles no había ninguna sonrisa dibujada.

- Tenga – el caballero le entrego los pasajes al joven rubio que quedó boquiabierto ante la acción de aquel joven.

- Gracias – Anthony no tenía palabras para expresar su agradecimiento ante aquel chico el que había pensado era demasiado hostil.

- No agradezcas – dijo serio – solo no quiero ser el causante de una tragedia amorosa – volvió a dramatizar con sus palabras acto seguido camino hacia la salida de la estación de tren.

- Que tenga buen viaje joven – dijo el hombre para luego alcanzar a su patrón, estaba sorprendido ante el acto de empatía que había tenido con aquel joven.

- No me vayas a preguntar nada – añadió el joven a su acompañante que apretó los labios para no dejar salir la pregunta tan obvia ¿Por qué lo hizo? Anthony sonrió al ver que tenía en sus manos el boleto que tanto deseaba.

- ¡Pronto querida Candy!, pronto estaremos juntos – sonrió mientras caminaba en dirección contraria al joven sin imaginar siquiera que el destino le tenía preparada una trágica y amarga sorpresa.

FRAGMENTOS... EAREWhere stories live. Discover now