Ch.4 Responsabilidades

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–Muy bien... ¡ESO FUE EPICO! –Exclamó maravillado Lincoln ante la maniobra escapista, gracias a su inteligencia aumentada él sabía que el trono estaba conectado con el reino de los espíritus, así que lo que acababa de ver se trataba realmente del suicidio con más estilo en la historia de los suicidios.

Ahora que sabía usar el cuerpo del campeón y tenía el resto de la tarde libre, se formaron en su mente dos prioridades: la primera era presumir sus habilidades a algún amigo y la segunda era buscar un nuevo nombre... uno apto para el mejor superhéroe de la historia.

El problema estaba en que su mejor amigo lo odiaba y no tenía una relación tan buena con los demás como para confiarles un secreto así. Un solo nombre se dibujó en su mente, tenía la certeza que una visita a Ronnie Anne serviría para cumplir ambas prioridades, además aprovecharía la ocasión para impresionar a su "amiga especial".

Siguió las instrucciones que le dejó el hechicero:

–"Lincoln, siempre podrás viajar desde cualquier lugar a la Roca de la Eternidad cuando quieras, sólo recuerda que primero debes estar bajo suelo. El atajo también funciona para viajar de la Roca al lugar que desees... pero siempre llegarás al lugar bajo tierra más próximo".

Así que se concentró en su amiga, en su casa, en su familia... en su rostro. Cerró los ojos y gritó "¡SHAZAM!" cuando los abrió era un niño otra vez. Estaba dentro de un vagón de metro a una estación de llegar al edificio de Ronnie Anne. Para su sorpresa estaba solo en el vagón. Miró su reloj de muñeca, sólo habían pasado diez minutos desde su escape del centro comercial.

¿Cómo sería la mejor forma para mostrarle? Podía llegar transformado y tocar a su ventana para invitarla a volar; no, eso seguro la pondría incomoda además de parecerle una idea muy de película. También estaba la opción de presentarse como él mismo, relajar el ambiente un poco y cuando estuvieran en confianza convertirse delante de sus ojos; si, seguro que ella tendría un montón de ideas buenas y originales. Estaba decidido.

Preparó en su mente una frase halagadora para saludarla cuando la viera abriéndole la puerta, Ronnie siempre decía que esos detalles no le gustaban pero Lincoln estaba muy al pendiente de esos pequeños rubores que trataba de ocultar cada vez que le hacía un cumplido, recordaba que su abuela llamaba a eso "chivear".

Con un poco de trabajo logró bajar en la atestada estación que lo dejaba a unas cuadras de la casa de su nov...amiga. Frente a un anuncio que funcionaba como espejo trató de peinar su mechón rebelde. Y justo al salir por las escaleras le compró a un vendedor ambulante un paquete completo de chicles.

Caminaba confiado por la banqueta, mascando dos barras de chicle sabor menta y repitiendo en su mente su saludo "Hola Ronnie, andaba cerca y quise verte..." a su nariz llegó el olor a plástico quemado y humo, con cada paso que daba la peste se acentuaba más. Su corazón subió a la garganta, corriendo el último tramo del camino se topó con el edificio donde vivía su amiga envuelto en llamas. Con la boca abierta sintió como su pelo recuperaba su distribución original, casi como si de un resorte se tratase.

– ¡Alguien pida ayuda! –gritó en coro con otras personas mientras ayudaba a los comerciantes de la planta baja a escapar de sus locales, estaba tan asustado que casi se olvidó que él era la ayuda que tanto se necesitaba.

Retrocediendo algunos pasos, se escondió en un callejón cercano, y gritó su palabra. Un gran relámpago lo golpeo justo en el pecho, el niño volvió a sentirse lleno de poder, era tanto que se sentía reventar.

Corriendo en su nueva forma volvió en un santiamén al lugar en llamas, si alguien reparó en su apariencia no se detuvo mucho tiempo para hacerle preguntas. Su primer impulso fue entrar por alguna puerta o ventana y ayudar a los pocos residentes a salir uno a uno, justo como en las películas. Por suerte la inteligencia de Salomón actuó antes que el instinto.

Say It Loud!Where stories live. Discover now