Los Inmortales

Podrido

llegado un momento, dejo de importarle, o al menos eso quería creer. El tiempo había hecho estragos sobre su cuerpo, había perdido totalmente la visión, e ignoraba la presencia de globos oculares,se encontraba inmóvil en la banca en la cual solía observar y escuchar a su antigua amada, mas no era por decisión propia o por hacer de su existencia algo poético, pero por la incapacidad de moverse que había desarrollado, sus oídos se encontraban igualmente afectados, se había convertido en una masa de carne maloliente, un ser amorfo y adolorido, el cual a duras penas podría mantenerse consciente, el paso de los años le había permitido reflexionar, si su cerebro se encontraba en el mismo estado que todo su cuerpo, ¿por que seguía ahí?, era evidente que era parte del trato, "mientras mas decidas vivir mas insoportable sera tu vida", y así era.

La indiferencia ante el tiempo, el aburrimiento y el sufrimiento lo volvieron insensible ante la vida, lo único que lo mantenía cuerdo eran los recuerdos de lo que alguna vez había sido, aunque no lo sabia, asumía que llevaba mas tiempo en ese estado que tiempo viviendo con regularidad, no tenia referencia alguna para medir el pasar de los días, y realmente le era indiferente, de todos modos, es imposible medir la eternidad. Entonces se percato de algo magnifico, ya era indiferente, mas que sufrimiento había un completo vacío en su ser, una brutal inferencia, quizá por fin se había acostumbrado.

Despertó, abatido, la putrefacción había desaparecido, volvía a sentir, y no se sentía mal, un esbozo de alegría cruzo por sus mejillas, y no hizo mas que agradecerle a dios por brindarle una segunda oportunidad, a pesar de la absoluta obscuridad del lugar en el que se encontraba, se imagino sentado en un sillón ya que sintió el agradable roce de un tapizado que le resultaba bastante familiar, fue entonces cuando lo escucho, con aquella respiración cortada y extraña, resoplando junto frente a sus narices.

-¿que te hace pensar que tu existes?