Gus se había quedado al lado de Lana los siguientes tres días mientras ella parecía haber caído en un shock profundo. Él sabía que necesitaba salir por más que aspirar pero ¿Cómo podría dejarle cuando no reaccionaba? No es que tuviera lástima o consciencia pero como su madre muchas veces le había dicho “no muerdas la mano que te da de comer” y si él se iba sería una terrible mordida a la lealtad que Lana había creado en él.
Lana miraba al vació sintiendo como moría poco a poco, ella no quería sentirse así, ya tenía demasiado con pasar sus días evitando hundirse más en la locura de la que había logrado escapar hace cinco años. Su cuerpo convulsionaba por momento pero no supo el por qué, había ratos en los que su consciencia se iba terriblemente lejos y ella no podía darle alcance.
Ya había pasado una semana cuando ella logró salir de su estado depresivo, Gus la había cubierto con una manta por lo que se levantó del suelo arropándose con ella. Fue hacia su habitación con pasos pesados sin pensar en nada, su cabeza estaba más hueca de lo normal.
Su amigo le miró irse sin saber qué era lo que le pasaba, su cuerpo estaba terriblemente sudoroso pero eso no le asombró, era sólo una señal de que debía drogarse pronto. Buscó alrededor descubriendo un poco de polvo blanco debajo del sofá, se tiró al suelo y pegó su nariz inhalando con intensidad. Una sonrisa de alivio se dibujó en su rostro mientras sentía que el “viaje” había comenzado.
Lana se sentó en la cama que tantas noches había ocupado encontrándola impropia. Soltó un sollozo y pronto otros le siguieron, no hubo momento en que se sintiera tan estúpida y poca cosa como aquel, Louis le había violado, la había drogado y además había destrozado su casa sin sentir remordimiento.
Tapo su rostro con sus temblorosas manos huesudas queriendo desaparecer como tantas veces antes, queriendo que aquella miserable vida que hasta ahora llevaba llegara a su fin, no quería seguir resistiendo como las lágrimas luchaban por salir, no quería seguir sintiéndose terriblemente sola en aquella casa tan grande, en aquel maldito mundo.
Fue hacia su closet de donde sacó su ropa, se vistió sin saber realmente qué se había puesto y salió en busca de Gus. Arrugó el ceño de verle boca arriba con una estúpida sonrisa en su rostro ¿Dónde había conseguido droga?
Droga.
Aquella palabra retumbó a lo largo de toda su mente haciendo que su cuerpo sufriera de espasmos, quiso ignorarlo y en cambio fue a la cocina. ¿Dónde estaban sus cigarrillos? Lo había olvidado por completo. Revisó sus vacías lacenas pero nada encontró, buscó en los gabinetes, debajo de la mesa, en las esquinas pero no estaban.
Se llevó las manos a la cabeza comenzando a desesperarse, sufriría un colapso si no fumaba, necesitaba fumar.
Corrió hacia su habitación, abrió el closet, sacó un cajón y metió la mano hacia atrás palpando pronto un rollo de dinero que guardaba en casos de emergencias. Sin ponerse sus zapatos salió hacia la calle, no necesitaba pensar realmente a donde se dirigía, aquel pueblo era demasiado pequeño como para pasarse mucho rato buscando direcciones.
—Buenas tardes Lana ¿Qué deseas? —Preguntó el hombre que atendía el pequeño quiosco con amabilidad—.
—Cigarrillos —Pidió ella con voz tensa—.
A él no le extrañó verla tan extraña pues nada se podía esperar de la “loca Lana”. Sacó un pequeño paquete de la marca que ella acostumbraba a fumar y se lo tendió, sus ojos oscuros se fijaron en la caja que él le tendía y sintió su desesperación crecer.
— ¡Todos! —Gritó temblando. Respiró profundamente intentando calmarse—. Los quiero todos —Dijo más calmada—.
Se llevó las uñas a la boca y comenzó a masticarlas con ansiedad mientras el hombre comenzaba a sacar las cajitas y las metía en una bolsa plástica.
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Las penas de Lana [Suspendida indefinidamente]
Historia CortaLana, una joven adulta a quien su familia le dio la espalda luego de que sus padres murieron, en vista de esto sus decisiones no siempre son las correctas. Louis y Gus, sus únicos amigos, en vez de aportar algo positivo a su vida le llevan la influe...