Cap 2 - Aprendiendo A Nadar

9 2 0
                                    

TORI

Estábamos las 3 en shock. No sabíamos que hacer.

Respiré profundo y sugerí secarnos; lo primero que me pasó por la mente fueron las series que había visto cuando era pequeña: se convertían al tocar agua y desaparecían al secarse.

Ari tomó la toalla que estaba al lado de la tina, y con ella logramos quitarnos el agua de nuestros cuerpos, o de las manos, mejor dicho, en el caso de Kat y Ari.

El proceso fue extraño y complicado, al igual que estos últimos días... Pero no tan doloroso.
Sentí mi cuerpo volverse ligero y sin control; me había convertido en agua por un pequeño segundo.

Me sentía en casa, tal cual estuviese cumpliendo una profecía que llevaba años persiguiéndome.

Salí de la bañera con cuidado de no tocar las partes mojadas, luego de volver a ser como era minutos antes de entrar en contacto con el líquido.

Observé a mis amigas desde arriba. Ari se convirtió en una especie de humo parecido a la neblina pero extremadamente caliente, pues llenó el baño de vapor y aún yo estando a una distancia de ella, sentí el calor; Kat hizo el contraste con esta alta temperatura, ya que ella se convirtió en hielo, asemejándose a una estatua pero con flexibilidad; se podía mover.

—¿Soy la única que sintió paz por ese instante?—pregunté entre dientes.

—No...—respondieron mis amigas de la misma manera que recibieron mi cuestionante.

Nos dirigimos todas a mi cuarto, yo envuelta en la toalla para cubrir el hecho de que no tenía nada más que escondiera mi cuerpo.

No soltamos ni una palabra más en lo que yo me vestía hasta que finalmente decidí hablar.

—Bien, chicas, ¿qué diablos?— arrojé la toalla a la cama.

—No me preguntes a mí, yo sé menos que ustedes dos— contestó Ari.

—No entiendo nada, tengo miedo. Todo está muy raro— suspiró profundamente Kat.

—Bueno, pensemos...¿qué hora es?—me senté al lado de mis amigas.

—Son las 5:57— Kat miró su celular.

Como películas, podía ver mis recuerdos, como si los estuviese viviendo una vez más.

Había mirado el reloj en mi muñeca en el momento que mi madre y yo seguimos nuestro camino luego de que me haya puesto el collar. Eran las 5:47; también lo eran cuando me desperté por mi primera pesadilla, y ahora, eran las 5:47 cuando entré al baño.

—24 horas...— susurré para mí misma.

—¿Que 24 horas qué?— la voz de Ariana me incitó a dirigir mi mirada hacia ella.

—Eran exactamente 24 horas cuando entré al baño de haber comprado el collar. Además, no me ha pasado más nada como lo del agua en mi cuarto y los dolores desde que llegaron ustedes— rodeé los ojos— bueno, desde que hablé con ustedes.

—¿Y eso qué quiere decir?— Ari me miraba como si estuviera loca.

—Pues, yo qué sé—le devolví la mirada—pero me parece demasiada coincidencia para ser una.

—Tenemos que investigar— sugirió Kat.

—Pero, ¿dónde?— esto de hablar al mismo tiempo lo hacemos de manera recurrente.

Estamos muy conectadas.

Nos miramos las 3 y sabía que se nos había ocurrido la misma idea.

Acto siguiente, nos encontramos viendo H2O: Sirenas del Mar en Netflix.

Con El CollarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora