Cap 3 - Descubrimiento De Poder

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TORI

Como por arte de magia, estaba en llamas la planta...

Ari gritó y las tres nos miramos desconcertadas. Fui a buscar un vaso con agua en la cocina, con excesivo cuidado de no tocar el líquido.

Pudimos apagar el fuego con varios vasos más, pero, ¿de dónde salió el fuego?

De Ari...

Llené nuevamente el vaso con agua del grifo y lo posé en el suelo, posicionándome frente a él.

Ari y Kat se sentaron de manera que entre las tres formábamos un triángulo con el vaso en el medio.

Intercambiamos miradas silenciosas, y decidí que yo intentaría primero.

Me quedé mirando el agua pidiéndole que hiciera algo. ¿El qué? No sé, cualquier cosa.

Acompañé mis miradas con varios movimientos manuales. Levanté la mano derecha y con ella, el agua, sin vaciarse el vaso en lo más mínimo. Era como si saliese más y más de algún lado.

—Me encantó—susurré, y miré a mis amigas entre risas, causando que mi atención se apartara del líquido, haciendo así, que éste cayera al suelo.

Las tres nos paramos instantáneamente por instinto, logrando no entrar en contacto con el fluido.

Kat nos miró a Ari y a mí, para luego hacer lo mismo que yo, consiguiendo algo muy distinto a mí.
De un momento a otro, el piso ya no estaba mojado; se había convertido en hielo, como una pista de patinaje.

—Ay, señor, Jesús—exclamó Ari subiéndose a la cama y escondiéndose debajo de la almohada.

—Tiene sentido, ahora— la mirada de Kat intercambiaba turnos entre el suelo y yo.

—¿Qué cosa?— le pregunté.

—¿Para ustedes tiene sentido todo lo que está pasando? ¿Le encuentran sentido a que mutemos en una cosa rara cada vez que tocamos el agua y que podamos hacer todo esto?—las palabras de Ari iban acompañadas de la almohada golpeándonos a Kat y a mí, ésta siendo la obvia intención de Ari.

—En realidad, no— devolví el cojín a la cara de Ari y me arrojé en la cama a su lado.

—Cuando nos convertimos en—Kat hizo una pequeña pausa y se sentó—eso mismo, pasamos un proceso en el que cada una se volvía...

—Nuestro poder—interrumpí—yo con el agua, me volví agua, y ustedes hielo y— miré a Ari—humo.

—Ni modo me iba a convertir en fuego.

—Ni modo, yo me convertí en agua— nótese el sarcasmo.

—Y yo en hielo.

—¿No entienden que no es el momento de pensar con lógica?

—Creo que más que fuego, eres el calor en general. Casi me derrito con el calor que emanaste allí en mi baño— ignoré la anterior pregunta retórica de Ari.

—Bueno, realmente esa parte me gusta— rió.

Está claro, ¿a quién no le gustaría poseer poderes y habilidades de estas magnitudes?

—Y... ¿qué haremos con el hielo?— Kat señaló el pavimento, para luego dirigir su mirada hacia Ari, acompañada de mi vista también dirigida a nuestra amiga.

—Bueno, si insisten— Ari miró al suelo desde la cama y dirigió sus ojos a nosotras—¿cómo lo hago?

Ambas levantamos los hombros sin saber qué responder.

Con El CollarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora