Cap 4 - Lo Que No Te Cuento

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TORI

Pensamos que era el fin. Que apenas obtuvimos este secreto y ya iba a ser revelado.

Inmediatamente me cubrí con la sábana, y lancé un chorro del agua que estaba en el suelo aún sin cambiarle el estado líquido, hacia el llavín. Kat lo congeló.

¡Salvadas!

—Ari, ¡rápido!—me quité la sábana y rodé hasta el lado de Ari para que me secara.

—¡No me apresures que entro en pánico!—dijo Ari secándose ella, luego a mí y por consiguiente a Kat.

De inmediato, derritió el hielo y evaporizó el líquido que anteriormente era un sólido frío.

Mientras hacíamos todo el proceso, mi hermana, que estaba al otro lado de la puerta, forzaba el llavín para intentar abrirla.

—Ya voy, el llavín no quiere abrir—grité fingiendo intentar extender la entrada para dar paso.

—Como sea. Sólo les venía a decir que ya el desayuno está listo—con eso se fue.

Las tres soltamos un profundo suspiro de alivio, yo sentándome en la cama para luego recordar que estaba mojada, posteriormente a mi deseo de que no lo estuviera, se secó.

Miré a Ari para ver si había sido ella, pero, su atención estaba dirigida al picaporte que intentaba descongelar, mientras Kat seguía sentada en el piso.

Me paré incómodamente de la cama. Si antes estaba confundida, ahora mi mente está vuelta un desastre.

Creo que mis neuronas están a punto de cometer un suicidio con todo lo que ha estado sucediendo.

Luego de quedar libres de agua o de hielo en mi habitación, bajamos a desayunar.

Nos sentamos en el desayunador que estaba detrás del fregadero.

—¿Cómo durmieron, lindas?— preguntó mi madre mientras nos servía a todas.

—Muy bien—dijimos al unísono las tres, lo cual ya era normal y más para mi madre que nos conoce tan bien... O eso cree, porque ni nosotras nos conocemos ya con todo lo anteriormente sucedido.

—Me alegro—sonrió tiernamente—Tori, necesito que bañes a Poppey y a Terry, que tu padre y yo tenemos que ir al trabajo y llegaremos un poco tarde.

—¿No puede hacerlo Christine? Es que las chicas y yo...

—Chris tiene que ir a la universidad—interrumpió mi madre— así que no.

—¿Y si lo hacen mañana?

—Mañana hay que llevarlos al veterinario, así que, te toca, linda.

—Está bien— sonreí incómodamente mirando a Kat y Ari pensando en cómo le íbamos a hacer; por lo menos estaríamos solas en la casa.

Decidimos esperar hasta que mi hermana se fuera a las 12 junto con mis padres al trabajo, así el clima no estaría tan frío para bañar a los perros.

El tiempo recurrió con nosotras parloteando sobre que, realmente sería muy divertido lo que vamos a hacer.

Digo, tres sirenas bañando dos perros en el patio trasero de la casa suena como una aventura interesante de experimentar.

Llegaron las 12 y, a pesar de saber que nos mojaríamos sea como sea, de igual modo nos pusimos unos guantes largos de goma que nos recubrían desde las manos hasta los antebrazos.

—Vamos a la acción—susurré deslizando el último guante sobre mi mano para finalmente salir al patio.

Empezamos por cepillarle los dientes, yo a Poppey y Kat a Terry mientras Ari calentaba el agua.

Con El CollarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora