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Despertó con sus piernas enredadas con las del alfa, su nariz acariciaba la piel del mayor por tener su cara enterrada en la curva del cuello del alfa. La primer cosa que cruzó su mente fue que deseaba despertar en ese rincón cálido contra su cuerpo. Tenía la camiseta arriscada a la altura de su cintura y la mano de YoonGi se sentía caliente sobre su pierna. Tenerlo a esa distancia era reconfortante, le brindaba seguridad encontrarse apretado contra su pecho con su respiración tibia rozando su mejilla. Tembló por culpa de un escalofrío que recorrió su columna vertebral en un claro aviso de que el efecto supresor se extinguió y los síntomas del celo no tardaban en asaltar su cuerpo. No era sensata su decisión de ignorar la clara advertencia por no querer abandonar su sitio. Besó un punto entre su mandíbula y cuello, demorando sus labios en su piel. Se animó a levantarse e ir a buscar una píldora, desenredó sus piernas y apoyó sus palmas en la cama para gatear en reversa. Se negaba a tomar algo con la boca sucia así que corrió al baño a lavarse los dientes lo más rápido posible. Regresó al cuarto y sacó de la mesita de noche el frasco con supresores que SeokJin le dio amablemente, bajó a la cocina con los pies desnudos para tomar un vaso de agua. Para ese punto sus piernas ya se sentían débiles y su líbido creciendo, tendría que esperar a que surtiera efecto. 

— ¿Cachorro? —YoonGi entró a la cocina con el cabello rubio hecho una maraña, los ojos hinchados y la saliva seca adornando su barbilla le parecía extrañamente atractivo, incluso la forma en que rascaba su vientre lo era.

— Hola —saludó con la voz más grave de lo usual. Una inseguridad de muchos omegas era tener la voz grave por no concordar con la imagen suave y delicada idealizada por la sociedad, pero lo primero que cruzó por la mente del alfa fue lo sensual que se escuchaba en las mañanas. TaeHyung avanzó hacia él, acarició su cachete con amor en su mirada— ¿Quieres desayunar?

— Sí —envolvió su cintura y lo acercó con al sentirlo estremecerse por su tacto—. Yo lo hago, tú... —lo cargó sin esfuerzo hasta dejarlo sentado sobre la encimera—... quédate aquí.

TaeHyung lo atrapó con sus piernas y lo mantuvo cerca, el gesto del alfa al pedirle que sacara su lengua fue un poema y se mostró más confundido cuando pasó su pulgar por esta. Limpió la saliva seca tallando con su dedo húmedo hasta que no quedara rastro, se burló del gesto de asco del alfa y secó su dedo en su pantalón de pijama.

— ¿Te da asco tu baba? —le molestó columpiando los pies.

— Preferiría que fuera la tuya —dijo inocente y continuó sacando cosas del refrigerador. Echó un rápido vistazo al menor por su silencio y lo primero que TaeHyung hizo al unir miradas fue guiñarle un ojo. Cerró la puerta y caminó hasta situarse entre sus piernas y sus manos apoyadas en la barra junto a sus muslos.

— No te has lavado los dientes, ni creas que te voy a besar —lo detuvo por los hombros cuando se acercó.

— ¿Qué te hace creer que te voy a besar? —ladeó la cabeza con una sonricita, pronto TaeHyung dejó de sostenerlo y pasó a acariciar su nuca con cuidado.

— Hoy amaneciste raro —dejó sus narices rozarse, conforme acariciaba su cabello se estremecía, casi temblaba.

La única diferencia en el alfa entre el día anterior y ese era que había admitido en voz alta lo mucho que le gustaba el chico frente a él que lo provocaba y fingía demencia al mismo tiempo. Pedía a la luna que el comportamiento de TaeHyung no fuera a causa del celo y sea porque sentía lo mismo.

— Ve y cepilla tus dientes, mientras yo hago de desayunar —le ordenó alejándolo de golpe, dio un salto y aterrizó en el suelo con cuidado—. ¡Ve! —le apuró ahuyentandolo con las manos.

Celo fuera de casa (YoonTae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora