Celo fuera de casa (YoonTae)

08

YoonGi despertó en una cama vacía, palmeó su costado en búsqueda del cuerpo cálido del omega, confirmando su ausencia. Gruñó al mismo tiempo en que se sentó sobre el colchón, revisó la hora y gruñó de nuevo al ver que eran apenas las ocho de la mañana. Incapaz de acostarse a dormir de nuevo sin TaeHyung, usó toda su fuerza de voluntad y se levantó para saber qué estaba haciendo el menor. Apenas sus pies descendieron el primer escalón regresó para ir a lavarse los dientes, porque ni de chiste quería que TaeHyung lo mandara de regreso para poder besarlo. Esperó al pie de la escalera, pasmado por la belleza etérea del omega. Sus piernas largas y delgadas descubiertas, estaba en cuclillas así que todos los tendones y huesos en sus pies y tobillos se marcaron, atrapando su atención. Las hebras castañas esponjadas apuntaban hacia todos lados, no podía parecerle más bello en ese momento. Salió de su embobamiento al ver la cubeta vacía en su mano y un par de productos en la otra. Rio sin creer que había estado lavando un sillón a las siete de la mañana, con su ruidito TaeHyung volteó a verlo confundido. 

— ¿Me ayudas a sacarlo al jardín para que se seque? —cabeceó hacia el pequeño jardín dentro de la casa.  

— ¿En serio lavaste el sillón, cachorro? —se quejó abriendo la puerta corrediza para el jardín y regresó a cargar de un lado el mueble, toda la tela húmeda—. Te dije que no te preocuparas.

— No estaba cómodo —arrugó la nariz al tener el césped fresco en la planta de sus pies. Lo bajaron con cuidado y el menor regresó a brinquitos apurados dentro, el clima estaba demasiado fresco para salir con poca ropa y la piel mojada. YoonGi fue hasta él y lo abrazó por la cintura con claras intenciones de besarle. Movió el rostro para otro lado para evitarlo—. No me he lavado los dientes.

— A mí no me importa —refutó capturando su rostro entre sus manos para estampar sus labios con los ajenos en un contacto estático, sólo aplastando sus bocas. El alfa soltó una risita que llenó de inseguridad a TaeHyung, haciéndolo preguntarse si había hecho algo tonto y no se dio cuenta. Poco a poco se separó y lo miró a los ojos para preguntarle qué le parecía gracioso después de dudar varias veces—. Es que... —verlo sonrojarse le alivió, reprochandose su inseguridad sin sentido—. Me haces muy feliz con sólo existir—acarició sus mejillas con devoción. Creía en todo lo que saliera de la boca del alfa porque su lenguaje corporal siempre lo respaldaba, nadie podía pretender ese brillo en los ojos.

YoonGi lo había hecho sentirse valioso después de la forma en que JungKook lo trató, pero ahora le hacía sentirse valioso de una manera diferente, ya no como individuo, sino para alguien más. Y le gustaba sentirse importante para alguien como Min YoonGi. Se preguntaba si él hacía sentir igual al alfa mientras rodeaba su cintura para acercarlo más a él.

— Salgamos, cachorro —propuso perdido en esos orbes cafés que hacían honor a su apodo—. Como en una cita.

— ¿Una qué? —preguntó TaeHyung frunciendo el ceño, pretendiendo no haber escuchado.

— Una cita —repitió con una seguridad realmente atractiva para el omega— ¿Quieres? —el castaño asintió distraído en la belleza de su mayor. Realmente estaba perdido por Min YoonGi.

...

Estacionaron el auto cerca del centro, el plan era caminar por ahí y buscar un lugar bonito para comer. Con los dedos entrelazados y su brazos rozándose por la cercanía emprendieron el camino, al menor le llamaban la atención todos los artistas callejeros, deteniéndose a verlos tocar un instrumento, cantar e incluso bailar. Mientras el omega apreciaba a los demás, YoonGi no era capaz de despegar su mirada de TaeHyung, sus ojos brillantes y sonrisa fascinada le recordaban lo mucho que disfrutaba las pequeñas cosas de la vida. No dudó en inclinarse hacia abajo y besar con cariño su pómulo, aplastando su piel para hacer verás regordeta su mejilla, exhaló por la nariz para hacerle cosquillas con el aire. Su risita acarició sus oídos y le hizo sentir que todo estaba en su lugar.