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Despertar entre los brazos del alfa se había vuelto una de las fuentes de felicidad más grandes, no había forma de explicar la sensación cálida en su pecho y la paz mental, todo parecía estar en su lugar en ese pequeño espacio. Gruñó cansado, la alarma seguía insistiendo para despertarlos a tiempo, el castaño estiró su brazo para recoger el celular del alfa y apagar la alarma, gruñó de nuevo al ver la hora, le alegraba no tener que levantarse tan temprano como en su casa, pero las 6 de la mañana le seguía pareciendo terriblemente temprano. Deslizó el dedo por la pantalla con los ojos entrecerrados por el brillo y por fin dejó de sonar la molesta melodía. Volvió a acurrucarse en su espacio en el pecho ajeno, ignorando la responsabilidad.

— ¿No te piensas levantar? —la voz rasposa  de YoonGi erizó sus vellos cuando un escalofrío recorrió toda su columna—. No fuimos por tres días, tenemos que ir.

Contrario a sus palabras apretó más al menor contra su cuerpo, su mano derecha se coló debajo de la camiseta para acariciar su espalda con cariño. YoonGi se animó a sí mismo a levantarse a pesar de lo tentador que era quedarse ahí acurrucado con el omega, llenándose de su olor, cosa que extrañó esos cinco días en los que tuvo que llenarse de supresores. El menor se quejó cuando cayó al colchón y sólo para seguir pegado a YoonGi se levantó para sentarse a su lado.

— ¿Nos bañamos? —preguntó jugando con los cabellos rubios ligeramente largos de su nuca.

— Sí —se levantó para ir a abrir la llave para que el agua se fuera calentando, antes de ir se agachó a besar la frente del castaño que miraba medio dormido el piso. 

Tuvo que ir por él y llevarlo a rastras al baño, rió de ternura al ver sus ojitos y mejillas hinchadas haciéndolo verse más apachurrable. Se quitó la ropa torpemente y ayudó al contrario al verlo perder en una lucha contra su camiseta, le dejó entrar primero para ayudarlo a espabilar de una vez, cosa que uniera funcionado mejor con agua fría, pero estar en noviembre no les ayudaba. Lavó su cabello con cuidado de mantener la espuma alejada de su rostro, se acercó a dejar un piquito sobre sus labios, provocándole una sonrisa de forma instantánea. Mientras el menor se enjabonaba el cuerpo aprovechó para lavar su propio cabello. El empujón que TaeHyung necesitaba para despertar era nada menos que la obra de arte que era el alfa debajo de la lluvia artificial, su cuerpo delgado y fuerte lo tenía embobado, en especial con el agua escurriendo.

— Cachorro, no me veas de esa forma que me da pena —pidió con tímidez.

— ¿De qué forma? —fingió demencia regresando a lo suyo.

— Como si fuera tu presa —una carcajada brotó de los labios del menor. TaeHyung acortó la distancia dejando que sus pechos se rocen, rodeó con sus brazos el cuello ajeno y dejó besitos por su mandíbula, poniéndolo nervioso—. Hazte para allá —le pellizcó la cintura para provocarle cosquillas, por supuesto tuvo éxito y el menor se alejó con un quejido.

Unos fuertes golpes dieron contra la puerta llamando su atención:—. ¡No quiero saber qué están haciendo, sólo dense prisa que se hace tarde! —reclamó SeokJin del otro lado de la puerta.

Se apuraron a terminarse de bañar, el alfa sabía que si su primo los estaba presionando de verdad se estaba haciendo tarde. Cerró la llave del agua, le pasó su toalla al menor y después tomó la suya para rodear su cintura. Secó bien sus pies en el tapete y abrió la puerta del baño, dejando escapar a todo el vapor ocasionado por el agua caliente, dejó salir primero al menor para seguirlo hasta el cuarto. Se topó de frente a su primo, nunca era demasiado temprano para fastidiarlo.

— Te ves horrible —dijo arrugando la nariz, el contrario abrió la boca indignado.

—Al menos a mí se me va a quitar bañándome —respondió tranquilo entrando al baño.

Celo fuera de casa (YoonTae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora