—Basta, dejame. Me estás lastimando.—gritaba la pelotuda de Emma. Ya me tenía harto.
—Deberías irte y no volver. Andate.—dije calmado.
—Pero Evan, yo te amo. No me podes dejar. Por favor, no me hagas esto.—suplicaba de rodillas, llorando.
—Basta Emma, estoy harto de todo este acting, me cansé. Voy a llamar a Elizabeth para que cancele el contrato de mierda.—agarré mi teléfono y me fui a la habitación para poder hablar en paz.
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—Elizabeth.—dije enojado.
—¿Evan, sos vos?—preguntó confundida.
—¿Quién más va a ser?
—Tranquilo. ¿Qué pasa?
—Pago lo que sea, pero cancela el contrato. Sacame de toda esta mierda.—se escucha un ruido fuerte.
—¿Qué fue eso? Evan, sabes que no podes salirte, es parte de la producción.
—No es nada, seguro fue el gato de mierda que anda por ahí. A mi me chupa un huevo la producción y toda su mierda. Sacame de esto o inicio acciones en contra tuyo, de la producción y de Emma. ¿Entendes?—dije agitado.
—Está bien, Evan. Voy a hacer lo posible. Deberías hablar con Johnson, sabes que él también podría ayudarte. Y calmate, ¿sí?
—Voy a hacer lo que pueda. Adiós.—dije y corté tirando el teléfono a la mierda, que seguro se rompió o algo. Es el tercero que me compro en un mes.
Salí de la habitación y veo a Emma en el sillón acurrucada como una bola de grasa, le toqué el hombro y levantó la cabeza para mirarme.
—¿Así que eso es todo, no?
—¿De qué carajo hablas?—dije más impaciente de lo normal.
—De nuestra relación, todo.—sollozo y se levantó.
—Sí, se acabó esta farsa asquerosa. Así que por favor andate de acá. No te quiero ver más.—dije señalando la puerta.
—¿Eso es lo que queres? Bueno, esta bien.—me miró enojada.—Vas a sufrir Peters, vas a sufrir.—se alejó hacia la puerta y desapareció.
No estaba más loca porque no le pagan lo suficiente. Tendría que llamar a Johnson y tratar de salirme de todo esto. Fui hasta la habitación y me cambié para salir un rato. Antes de salir escucho el mismo ruido que escuché cuando hablaba con Elizabeth, venía de la cocina. Me acerqué a esta y vi una sombra, prendí la luz y ¿Qué era? El gato de mierda. Lo agarré y lo llevé hasta el dormitorio. Salí del departamento, bajé al vestíbulo y veo a alguien detrás de un árbolito que hay en la recepción, a decir verdad muy poco cuidadoso la persona que estaba ahí. Salí del edificio y me dirigí a mi vieja moto, hace mucho no la usaba por culpa de Emma.
"Mejor usemos el auto, Evan. No me gusta la moto." "Ay Evan, la moto no." "Hoy no, estoy muy arreglada como para andar en la moto." Y muchas mierdas como esa me tuve que bancar de Emma.
Me puse el casco, me subí a Betty y partí hacia el estudio de Johnson.
En 15 minutos ya estaba en lo de Johnson. Toqué el maldito timbre y me atendió su hermosa secretaria, Hayley. Sonaba tan bien su nombre. Algún día me la voy a volver a coger, de eso estoy seguro.
—Buenas tardes, habla Hayley. ¿En qué puedo ayudarlo?
—Hola, nena. Dejame pasar tengo que hablar con Johnson.
—Oh, Evan.—dijo sensual.—Ya te dejo pasar.—rió.Tocó el botón que abre la puerta, sonó, la empuje y entré. Llegué al ascensor, entré y presioné el piso 5. Ni loco iba a subir las escaleras. Llegué al piso 5. Toqué la puerta y un "pase" me hizo entrar.
—Hola Peters. Estaba esperándote.—dijo Johnson girando la silla, encarandome.
—Johnson.—dije cortante.
—¿Así que queres terminar todo esto? ¿A cambio de qué? ¿Queres tirar todo a la mierda? ¿Solo por un capricho de mierda?
—No es un capricho de mierda. ¿Sabes lo que es bancarte a Emma? Además... ¿Cómo mierda sabes de esto? Seguro te fue con el cuentito Emma, ¿no?—lo miré desafiante.
—Emma no me lo dijo, fue Elizabeth.—dijo cruzando los brazos.
—Esa pelotuda.—dije susurrando.—Genial.
—¿Donde está Emma ahora?—preguntó "preocupado".
—¿Acaso importa?—dije despreocupado.—Quiero terminar con todo esto. Estoy harto.
—Sí que importa. ¡Maldición!—gritó.—Ella sabe información que casi nadie sabe.—dijo susurrando
—¡Me importa una mierda! O terminamos con esto o llamo a mi abogado.—dije totalmente alterado.
—Está bien. Firma esta mierda y andate.—agarra unos papeles del cajón y me los entrega.—Y traeme a Emma. La necesito.
—Debo leerlo primero.—fingí leer y firmé.—Sí, listo. Necesito una copia para mi y mi abogado. Para mañana sin falta. Sino ya sabes las putas consecuencias.—dicho esto, me levante y me fui de su oficina.
—Claro, te llamo luego.—cortó y me miró.—Hola Evan.—me miró coqueta y se levantó.
—Hola Hayley, preciosa.—sonreí.
—Mmm, hace mucho no nos vemos y todo por culpa de Emma.—hizo puchero.
—Sí, tenes razón. ¿Qué tal un rápidito?—dije tocándole el pelo.
—Suena muy bien. Veni.—habló muy lento y bajito. Agarró mi mano y me arrastro a un cuarto, que parecía ser el de limpieza.
La agarré por la cintura, la empuje contra la pared y gimió. Como me encanta el sexo con ella. La besé lento y apasionado como a ella le gusta.
—Oh, Evan.—gimió sobre mis labios.
—Shh, callate. Nadie tiene que escucharnos.—la besé con más pasión.
Le saqué la camisa y sus pechos ya estaban en mis manos. Los apreté con suavidad y masajeé sus pezones. Ella desabrochó mi camisa y dejo besos húmedos por todo mi abdomen.
Le agarré la cara y la besé, mientras ella me bajaba los pantalones y los boxers. Así me gusta. Agarró mi miembro empezó a masajearlo. Gemí, no muy alto, agarré su cabeza e hice que chupara más mi miembro. Ella aceptó complacida y empezó a chuparlo. Masajeo mis bolas y empezó a ir mas rápido. Empujaba más y más su cabeza y así estuvimos unos largos y placenteros minutos.
Ella tragó todo mi semen, como acostumbraba a hacerlo. Nos volvimos a vestir y le di un beso apasionado. No me importa si tiene gusto a semen, total es mío.
—Mmm, nena lo hiciste tan bien. Ahora debo irme. Arreglamos para otro día y con más tiempo.—le hice un guiño y salí del cuarto.
Bajé por donde vine y fui en busca de Betty. Otra vez sentí una mirada en el cuello. Volteé pero no vi a nadie. Solo debo estar imaginándolo. Arranqué a Betty y partí para el McDonalds, tengo mucha hambre. El sexo me da hambre, aunque solo fue una chupadita.
Hice auto mc. Pedí mi Angus Tasty, la recibí, pagué y me fui al edificio. Llegué, estacioné a Betty y subí a mi departamento y vi que la puerta tenía graffitis. Seguro fue Emma. Abrí la puerta y fui directamente a la cocina para comer mi hamburguesa en paz.
Después de estar lleno, me levanté para ir al baño a cagar y alguien llamó a mi teléfono. Era número desconocido.
—¿Hola?
*No se escuchaba nada*
—¿¡Quién mierda sos!?—dije gritando.
—...