El cielo estaba cargado de nubes negras y grises, aquella tarde de mayo lo que comenzó siendo un día soleado terminó en frío y gotas de agua contra el pavimento.
Kibum contaba con diecisiete años, era un buen hijo y daba lo mejor de sí para hacer feliz todo el tiempo a su novio: Minho.
Sin embargo, en la vida no hay nada asegurado, no puedes comprarla ni tampoco puedes terminarla cuando quieras.
El reloj avanzó lentamente, trascurrió escurridizo entre dedos delgados y pálidos, se deslizó hasta caer contra la realidad, cada minuto, cada segundo era vital e importante y como tal, cada momento entre la pareja de jóvenes que yacían tomando un café mientras llovía, era esencial, porque sin saberlo, se estaban diciendo un adiós no deseado.
—Min, ¿qué pasará después? —Preguntó Kibum frente a un Minho concentrado en su café.
—Nada malo, vendré por ti, ¿de acuerdo? —Minho sonrió y estiró la mano derecha para tocar la ajena con parsimonia, grabando bajo su tacto la delicada y tersa piel que le recibía.
—¿A qué hora sale tú avión? —Cuestionó dejándose hacer ante la caricia brindada.
—Sh, no hablemos de eso. —Silenció Minho sonriente. Sujetó ambas manos para poder besar el dorso de cada una— ¿Sabes?, cuando regrese me gustaría hablar con tus padres, decirles que nos casaremos y seremos felices.
—¿Por qué tan pronto? —Kibum rio al sentir el cosquilleo de los labios ajenos contra su piel.
—Porque deseo pasar lo que me resta de vida contigo, deseo mantenerte siempre entre mis brazos, seré quien bese tu rostro en cada despertar, seré tu motivación para que continúes estudiando y también seré tu razón de ser cuando tengamos hijos.
Kibum se sonrojó violentamente ante las palabras escuchadas, Minho era tan romántico que estaba seguro de que no lo cambiaría por nada, era el hombre perfecto e ideal.
—Estaré esperando por ti, ¿sí?
Afuera llovía, el cielo se caía y para los enamorados aquello también significaba su despedida, Minho debía marchar hacia su hogar para recoger sus cosas y marcharse de la cuidad, era necesario puesto que debía tomar sus cursos avanzados de cinematografía. Se iría a Japón y volvería dos semanas después, el tiempo necesario para regresar justo cuando Kibum concluiría la preparatoria.
—Recuerda Kibum, volveré por ti —Minho se levantó de su asiento, Kibum le imitó y solo así se pudieron dar un casto beso— y cuando eso ocurra, pediré tu mano formalmente para casarnos.
—Mi sueño es casarme contigo.
—Lo cumpliremos, mientras es hora de que me marche.
—Minho...—Kibum sujetó la mano al alto. Suspiró evitando ponerse sentimental— te amo, te amo mucho.
—También te amo Kibum y mucho.
Kibum soltó la mano ajena y contempló unos segundos la espalda de su novio al abandonar la cafetería, Choi sacó un paraguas azul y se giró hacia su novio para sonreír y despedirse.
Aquella despedida que dolía un poco, sabía a nostalgia y se aguardaba en el corazón como una punzante decepción de sentirse abandonado aun cuando el alto no había partido.
Si tan solo le hubiera dado un beso más largo, si tan solo le hubiera gritado que lo amaba con el alma, quizá entonces Minho se habría ido feliz por completo...
El paraguas azul se movió de lado a lado, Kibum contempló la espalda y el andar cuidadoso, suspiró e inevitablemente logró soltar en medio de una sonrisa un par de lágrimas.
—Tonto, ve con cuidado, te estaré esperando. —Murmuró aun sabiendo que no sería escuchado.
Sí tan solo le hubiera gritado que lo amaba... si tan solo Minho lo hubiese escuchado una última vez.
•••••
Minho iba caminando entre las calles para llegar a su destino. Había sido difícil despedirse de su novio, no pensó que sería tan complicado tomando en cuenta que solo serían dos semanas de ausencia, pero es que era inevitable el sentirse así, sobre todo cuando llevaban tres años de noviazgo y jamás se habían separado. La diferencia de edades pese a ser corta, les hacía el trabajo difícil en el ámbito universitario puesto que Choi estaba en su segundo año de universidad mientras que su adorable novio apenas iba a concluir la preparatoria y no tenía ni idea de lo que deseaba estudiar.
Sonrió imaginando su futuro, uno donde Kibum y él se casaban y tenían hijos, un futuro donde eran felices y cumplían sus sueños, un futuro deseado pero truncado.
Cruzó la avenida con calma, la fuerte lluvia le impedía ver más allá de dos metros, el cielo negro crujía ruidosamente entre los rayos haciendo temblar la tierra entre cada caída. Un paraguas no era suficiente para cubrirlo del agua fría y volver a donde estaba su novio no era una opción ya que debía alistar sus cosas o perdería el vuelo.
Estaba tan distraído que no escuchó ni mucho menos contempló como un auto se aproximaba directamente hacia él. No fue culpa del conductor el no lograr vislumbrar al joven de sombrilla azul, la lluvia lo impedía, así como también impedía ver que un chico avanzaba sonriente sumido en sus sueños a futuro.
La velocidad fue suficiente como para que Minho fuese golpeado contra el auto, la sombrilla azul salió volando y con ello arrastró a un joven que se golpeó fuertemente la cabeza contra el asfalto, todo fue tan rápido, bastó un parpadeó para que el golpe resultara letal. El auto se detuvo y el conductor bajó aun entre la fuerte lluvia, corrió a ver al joven que ahora comenzaba a crear su propio charco sanguinario, fueron escasos segundos los que detalló la cruel escena y esos mismos segundos los que bastaron para que un sonriente novio se fuese despidiendo de la vida y de Kibum sin desearlo.
Minho siempre cumplía sus promesas pero esta sería la primera que rompería y no solo con ello, también rompería a la persona a la cual había jurado volver a ver para hacer su vida juntos.
«Perdón Kibum, te fallé»
La colorida vida de Key se vació por completo, el rosa, rojo, amarillo y verde, sus colores de vida se deslizaron lentamente, fueron borrados como polvo en el aire, se desvanecieron de su alma y convirtieron su cuerpo en un simple plano en blanco que él debía rellenar de nuevo y esto, solo era el inicio.
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Una vida color: Key «MinKey»
FanfictionCon el fallecimiento de su novio, KiBum pierde todo color en su alma y corazón, sin embargo lucha para salir adelante, en su camino conoce a TaeMin, quien pintará su vida de nueva cuenta, empezando su lienzo desde el negro marchito hasta el blanco p...