Con el fallecimiento de su novio, KiBum pierde todo color en su alma y corazón, sin embargo lucha para salir adelante, en su camino conoce a TaeMin, quien pintará su vida de nueva cuenta, empezando su lienzo desde el negro marchito hasta el blanco p...
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Minho abrió la puerta de su casa, en su hombro colgaba su mochila y en la otra mano tenía las llaves del auto, su sorpresa fue encontrarse con su novio quien sonreía y se balanceaba de lado a lado.
—Bummie.
—¡Hoy es tú primer día en la universidad! —Key saltó emocionado, fue donde su novio y lo abrazó por el cuello— Hoy emprendes en el mundo universitario lo que tanto has anhelado, el tiempo pasará rápido para ti, serás el mejor fotógrafo.
Minho sonrió enternecido, asintió y besó los labios acorazonados de su novio, tomó una de sus manos y al separarse caminaron hacia el auto, permitiría que su Bummie lo acompañara a su primer día de clases.
—¿Qué es eso? —Cuestionó al ver que el menor sostenía una bolsa negra.
—Oh, tú desayuno. —Kibum se sonrojó y lo entregó con manos torpes— Lo hice para ti.
Choi sonrió como tonto enamorado, tomó el contenedor de comida y lo puso sobre sus piernas, era suyo ahora, manejó en silencio unos cuantos segundos.
—¿Me harás el desayuno cuando nos casemos y me vaya a trabajar?
—¿Eh? Sí... si así lo deseas. —Kibum murmuró avergonzado, la imagen de ellos dos viviendo juntos le hacía cosquillear el estómago— Lo haré del diario.
—Te amo Bum, eres el mejor.
Aquel día, ambos se despidieron con un beso, los universitarios iban y venían, ajenos a su romance, desconocedores de cuanto se amaban, el primer día de clases de Minho y Kibum lo había acompañado hasta la universidad, eso significaba tanto para Choi que prometió en silencio que haría lo mismo cuando su Bummie entrara a la universidad.
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Kibum tomó asiento en su cama, colgó los pies y contempló el suelo. La mirada apagada se sumergió en el agridulce recuerdo del primer día de clases de su novio, ¿qué había de él?
—Tonto. —Masculló cuando finalmente sus pies tocaron el suelo.
No desayunó alegando que no tenía hambre, se deslizó entre las calles de la cuidad en silencio, caminó con la mirada perdida y el pensamiento en el recuerdo.
«Estoy aquí, vamos a clases juntos»
—Mientes, no estás conmigo tomando mi mano —soltó acercándose más a esa universidad que hubiese compartido con su novio— los buenos novios cumplen sus promesas.
«Bummie»
—Desaparece, quiero estar solo.
Kibum avanzó lento hasta el aula que le correspondía, según su horario le tocaba su primera clase justo en el aula donde solía tomar clases Choi, suspiró al entrar al salón e ignoró todas las miradas de sus nuevos compañeros.
