Park ChaeYoung se encontraba caminando tranquilamente por las calles de Corea con su celular en mano, cuando escuchó un grito a lo lejos.
— ¡Linda falda! —.
Rosie levantó momentáneamente la vista sonriendo ante el cumplido.
— ¡Aunque se vería mejor en el suelo de mi habitación! —.
Extrañada, la pelinegra volteó encontrandose a una morena recostada en el extenso tronco de un seco árbol.
— Quién...? ¿Jennie? —exclamó con asombro. Quién hubiera dicho que iba a ser tan bonita en persona.
— La misma —musitó la mayor acercándose a Rosie— ¿De dónde vienes? ¿De Chernobil? —
— ¿Por qué Chernobil? —
— Por que estás radiante —.
Un sonrojo se apoderó de las mejillas de la menor, evitando el contacto visual con su mayor pues sabía que si lo hacía, esta la molestaría por el resto de sus días.
Por parte contraria, a Jennie esta reacción le pareció de lo más tierna. Tanto que no pudo evitar soltar una pequeña risita.Las adolescentes se pasaron horas hablando sobre cosas poco interesantes.
Y como siempre, los piropos de Jennie no podían faltar.En un momento, Jennie debía atarse las agujetas y al parecer se quedó embobada mirando cierta parte del cuerpo de ChaeYoung, ya que esta se volteó llamando la atención de la castaña.
— ¿Acaso tengo algo en el trasero? —
— Sólo toda mi atención —
— Idiota, ibamos bien. —
ChaeYoung rodó los ojos y siguió caminando sin prestarle atención a los llamados de Jennie.
La verdad es que los halagos hacia su persona no le molestaban del todo.