Miedos aflote

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Gloxinia se sentía raro al estar en esa limusina tan lujosa para llegar al Instituto mientras a su alrededor sus amigos mantenían en silencio el ambiente y no fue hasta que llegaron al edificio donde el pelirrojo se apresuró a ir a su salón. Lo malo era el hecho de que ninguno de los demás tocaba en el mismo que él así que se encontraba nervioso todo el tiempo sintiéndo como Ludociel estaba en todas partes esperando que no hubiese nadie junto a él para poder hacerle algo.

Los nervios lo carcomían por dentro, escuchando como las manecillas del reloj iban cada vez más y más lento haciendo que el sudor se incrementará; al parecer Dios escuchó sus plegarias pues en ese instante la campana sonó indicando la hora del almuerzo y lo más rápido que pudo se dirigió a la sala del Consejo Estudiantil. En el pasillo alguien lo tomó de la muñeca deteniendo su andar y con miedo se giró para ver quien era la persona.

Helbram: Tú... Yo em, no sabía que tu estudiabas aquí. Te quiero agradecer por lo del otro día- le dijo con una sonrisa en su rostro-

Gloxinia: De nada, pero estoy con prisa no quiero que se acabé la comida- mintió, solamente quería estar en un lugar seguro donde no estuviera ese hombre-

Helbram: No hay problema, deja te compró algo como agradecimiento.

Gloxinia: B-bien, pero no hay que tardamos porque tendré... Una junta- Rayos, en serio el quería quedarse en la sala pero no podía negarse a tal regalo así que lo siguió hacía la cafetería-

En la fila para comprar el menor observaba a todos lados como asegurando el perímetro o tal vez intentando encontrar a alguien, Helbram tenía una duda en la cabeza que deseaba sacar desde hace un buen rato y para él era algo importante.

Helbram: Gloxinia, necesitó saber algo... ¿Conoces a Harlequing?

Gloxinia: Pues sí, un poco...  Somos algo "cercanos"

Helbram: Vaya, ¿Son familiares?

Gloxinia: Algo por el estilo ¿pero a qué viene esto?, ¿acaso estás interesado?

Helbram: Pues, lo conozco... Sólo que hay algunas cosas que quisiera lograr con el y cuando te vi...

Gloxinia: ¿Quieres que te ayude a conquistarlo?

Helbram.- Pues~

Gloxinia.- Lo haré, pero con la condición... De comprarme comida.

En eso los ojos del joven se iluminaron con esas palabras lo cuál hizo que inconscientemente el pelirrojo sonriera casi olvidando los problemas que estaban detrás suyo, de una forma literal. Cuando se despidió de su nuevo amigo e iba de nuevo hacia su antigua dirección alguien lo tomo de los hombros y le susurró algo al oido logrando hacer temnblar el cuerpo de Gloxinia.

Ludociel.- Hola hadita, ¿Me extrañaste?

Gloxinia.- Ludociel...

Ludociel.- Gloxinia, vengo a decirte que he cambiado y ya no soy el de antes.

Gloxinia.- Sueltanme... Por favor Sueltame- le suplicaba el menor al sentir como la fuerza del agarre aumentaba-

Ludociel.- Vamos hadita, en serio quiero volver a intentarlo- al no escuchar respuesta del contrario rápidamente lo volteo para así tenerlo de frente- Mira, entiende que te amo y los dos sabemos que estamos destinados a estar juntos. No me digas que ahora ya no sientes nada por mi

Gloxinia.- ...- Aún con el nudo en la garganta se logró armar de valor y musitó lo que necesitaba aclarar- Lo único que siento hacía ti es odio y temor.

Entonces sintió como su respiración se entre cortaba gracias a la mano de Ludociel sobre su cuello comenzando a cerrarse poco a poco. Su cara se ponía roja y  a pesar de sus intentos por zafarse del agarre todo era inútil, empezaba a sentir sus ojos pesar. Pero de un momento a otro volvía a respirar y al abrirlos pudo observar a la persona que lo había salvado aunque se sorprendió al momento de ver quien era.

Ludociel.- ¿Qué haces aquí, Meliodas?

Meliodas.- Sólo pasaba por aquí y vaya con lo que me encuentro, ¿Te encuentras bien Gloxinia?

Gloxinia.- Creo... Que... Sí- el pelirrojo intentaba recuperar el aire lo más rápido posible para así alejarse de él-

Ludociel.- Meliodas esto no te concierne así que vete.

Meliodas.- Claro que sí... Aún recuerdo lo que pasó la última vez, ahora te pido que te vayas.

Ludociel.- Claro que...- detrás de Meliodas aparecieran Ban y King, sabiendo que al ser más el no tendría oportunidad simplemente decidió irse- claro que me voy... Por ahora, adiós lindura.

Esas palabras lo asquearon tanto por dentro que deseaba lavarse todo el cuerpo, odiaba que le dijera eso o cualquier otra cosa. Meliodas se acercó a Gloxinia viendo su cara de horror, las marcas en su cuello eran demasiado notiras y sus ojos estaban rojos por algunas lágrimas traicioneras. Al observar se terrible estado el rubio decidió llevarlo a la enfermería.

Meliodas.- King, busca a alguno de los mandamientos y dile lo que pasó. Ban ven conmigo.

Gloxinia.- ¿K-King?

King.- ¿Gloxinia, qué te pasó?

Gloxinia.- King, hace mucho no te...- entonces sintió un pequeño dolor en el cuello haciendo una

Meliodas.- No te esfuerces en hablar, tus marcas si que son feas.

Ban.- ¿Quién era ese tipo capitan?

Meliodas.- Alguien despreciable, pero debemos llevarlo a la enfermería rápido.

Mientras tanto ciertas personas esperaban bastante preocupados por el pelirrojo pues ya se comenzaba a tardar demasiado y justo cuando uno de ellos se disponía a ir a buscarlo King se puso a frente al grupo.

Zeldris.- ¿Buscas algo? Porque sino vete que estamos ocupados.

King.- ¿Son ustedes los mandamientos?

Zeldris.- ¿Qué sucede?

King.- Gloxinia esta en la enfermería, por sí quieren venir.

Estarrosa.- ¿Qué fue lo que le sucedió? Más vale que expliques ahora mismo.

King.- Les puedo explicar en el camino pero hay que irnos ahora.

En la enfermería el pelirrojo era atendido por una joven de cabellos platinados, uno ojo de un bello azul mientras de un deslumbrante amarillo. Ella era una de las hijas del gran empresario Baltra, exactamente la menor de las tres.
Con mucho cuidado pasaba por el cuello del joven una pomada para lograr bajar un poco el moreton. Algunas veces mostraba una que otra mueca de dolor, Meliodas observa el cuerpo de la joven de nombre Elizabeth. Entonces varios de los mandamientos entraron apresurados buscando a su amigo.

Estarrosa.- ¡Gloxinia ¿qué pasó exactamente?!

Gloxinia.- Estoy mejor, ya no hay que...- en la puerta Drole lo observas con una mirada que no sabía como pero al hacerlo el no podía intentar mentir y no sólo eso, él conocía cuando lo hacía-

Drole.- Mientes, ¿Qué es lo que te perturba? Dilo.

Gloxinia.-... L-Ludociel... Volvió... Me preguntó, no, él... Me tomó del cuello por no corresponderle.

Drole.- ¿Y por qué no me dijiste nada? Tu y yo sabemos lo que es capaz de haberte.

Elizabeth.- ¿Ludociel le hizo eso? ¡¡Ahh!!- Meliodas la sorprendió al comenzar a tocar sus pechos-

Meliodas.- Sate Sate Sate, te ves muy bien desde aquí Elizabeth.

Zeldris.- Tu nunca cambias... Gloxinia dime que fue lo que sucedió.

Gloxinia.- Yo... Tengo miedo, demasiado.

King.- Nunca lo había visto así.- le dijo a Ban.

Ban.- Pues se puso pálido...

Drole.- No vamos a dejar que te pasé nada, pronto ya no tendrás miedo.

¿Tu orgullo o yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora