El paseo hacia su apartamento estaba siendo de lo más divertido.
Era la hora perfecta donde los niños habían salido de clase y se escuchaban risas por todas partes, a Harry le emocionaba ver a otras personas felices.
Tuvo que esquivar una que otra bola de nieve que le había lanzado un niño juguetón, pero pudo llegar a su hogar intacto.
Y como era de esperar, sus amigos se encontraban en lo amplio de su sofá viendo alguna película que habrían elegido del videoclub online.
—Buenas tardes, chicos. —Saludó Harry con una gran sonrisa.
En el momento en el que los tres chicos escucharon a nuestro protagonista hablar, pararon la película para saludarlo.
—¿Qué tal ha ido el trabajo? —Preguntó su amigo Liam, siempre atento y amable con todos sus seres queridos.
—¿Has podido hablarle a Elizabeth de mi? —Reclamó Niall, el cual llevaba colado de la castaña desde hacía ya un par de años.
Zayn simplemente se dedicó a saludar con un gesto y una pequeña sonrisa, su amigo moreno no era muy expresivo.
Harry adoraba a sus tres amigos, por lo que no le había sido ningun suplicio el compartir piso con los tres.
Al principio sólo eran Niall y Liam, pero desde que éste último había dado el paso de ser honesto con Zayn —después de darle muchísimas vueltas—, finalmente ambos chicos decidieron mantener una relación amorosa.
—¿Qué estáis viendo? —Preguntó Harry tras responder vagamente a las preguntas con un par de murmuros y una gran sonrisa.
—Pues hemos decidido ver Harry Potter desde la primera película porque Niall no se las ha visto nunca. —Habló Zayn mientras señalaba al chico de los ojos azules con una ceja alzada.
—¿En serio, Niall? —Nuestro protagonista era fan de ese tipo de sagas, por lo que aún le parecía increíble que alguien no hubiera visto algo tan épico y famoso.
Niall se dedicó a encoger los hombros y a invitar a Harry a sentarse en el sofá con un par de palmadas en los cojines.
—Deja de juzgarme y sientate, friki. —Harry hizo caso a su amigo y no dudó en sentarse para disfrutar por milesima vez de aquellas películas tan mágicas.
A Harry le encantaba pensar en cómo sería el mundo si existiera la magia. Le parecía fascinante el imaginarse encima de una escoba practicando un deporte de lo más bizarro o que un brebaje pudiera darte suerte durante un tiempo prolongado.
Le encantaba ver cómo hacían flotar objetos o cómo sus almas tomaban forma de animales para protegerlos ante una amenaza tan oscura.
—Así que la bufanda que tienes colgada en tu habitación es la de los más ridículos de toda la película. —Niall empezó a tratar de molestar a Harry, sin conseguirlo.
Harry había hecho el test de Pottermore hacía ya muchos años y estaba muy orgulloso de ser un Hufflepuff aunque ésta casa fuese motivo de burla de varios.
—Me da igual lo que digas, Hufflepuff es la mejor casa que hay. —Harry sonrió ampliamente y aprovechó que habían parado la película para levantarse a hacer más palomitas para todos.
Mientras el paquete de papel daba vueltas sobre el platillo del microondas, Harry podía escuchar el barullo de sus amigos discutiendo cuál era la mejor casa de las cuatro que existían —tan solo Zayn y Liam habían hecho el test y ninguno de los dos pertenecía a Slytherin, el resultado había sido Gryffindor y Ravenclaw, en ese orden—.
Harry estuvo atento del sonido de las palomitas explotando, sabía que debía cronometrar bien los segundos para que la mayoría explotara sin que otras se quemaran. Debido a tal concentración, no se dio cuenta de cuándo sus amigos habían decidido ir a la habitación de la pareja a hacerle el test a Niall.
Podía escuchar a sus amigos juzgando las respuestas de Niall mientras dejaba el bol de palomitas encima de la mesita de delante del sofá.
Se dirigía a entrar a la habitación para cotillear a qué casa pertenecía uno de sus mejores amigos cuando sintió una especie de bufido helado atravesar su nuca, haciéndolo extremecer.
Sintió como todos sus vellos se mantenían de punta y con el corazón en la mano trató de averiguar quién o qué le había hecho temblar de tal forma.
Mas no encontró nada más que una ventana abierta de par en par, la cuál juraría que se encontraba cerrada hacía unos minutos.
Aún con una sensación extraña en el cuerpo, se acercó a la gran ventana y la cerró con cuidado.
En cuanto ésta se encontraba cerrada con seguro, uno de los cristales se congeló por completo. En un abrir y cerrar de ojos, una pequeña caricatura se había dibujado entre aquella escarcha —parecía un pequeño corazón—, a Harry le empezaba a asustar bastante aquella situación y justo antes de caerse en el sofá por andar hacia atrás sin mirar dónde iba, sus amigos salieron de la habitación reclamando a Niall los resultados de su test.
—¿Cómo ha podido salirte Slytherin? —Liam juzgaba al de los ojos azules como si acabara de matar a alguien y tuviera que ir a la cárcel.
Ambos empezaron a discutir qué casa era la mejor cuando Zayn se acercó a Harry.
—¿Estás bien, Harry? —Zayn podía pasar desapercibido muchas veces, pero se fijaba en absolutamente todo. —No tienes buena cara.
Harry asintió tratando de disimular la sensación escalofriante que le recorría cada centímetro de su cuerpo.
—Vamos a seguir que nos faltan cinco películas aún. —Con una risita bastante falsa, Harry cogió el mando y rápidamente le dio al play.
La tarde se volvió noche y finalmente pudieron acabar la saga completa de madrugada, dando gracias a que fuera viernes y que se podían permitir trasnochar.
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Copo de nieve | Larry Stylinson AU
FanfictionHarry, un chico alegre y amante de la vida descubre que hay una razón de por qué está obsesionado con la nieve desde que tiene memoria.