Capítulo 5

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Por mucho que lo intentara, no podía dejar de darle vueltas a la cabeza

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Por mucho que lo intentara, no podía dejar de darle vueltas a la cabeza. Tenía la sensación certera de que no eran imaginaciones suyas, y que el chico con el que soñaba y al que podía ver detrás de ventanas o entre copos de nieve, era real.

Habían pasado un par de semanas desde la última vez que logró ver a aquel ser de mirada profunda, no se había dejado ver ni una vez más; nuestro protagonista lo llevaba fatal, no sabía que hacer mas observar el tiempo todos los telediarios para cuando dieran tormenta de nieves.

Pues las dos semanas que habían pasado, fueron semanas soleadas debido a una ola de calor que venía de algún sitio desértico; y nuestro protagonista no lo sabía aún, pero se imaginaba que Louis era más fácil de divisar si había nieve de por medio.

Aquel mediodía se encontraba rodeado de sus compañeros de piso, Niall había decidido cocinar patatas cocidas para todos y, aunque estuviera algo soso, todos comieron con una sonrisa en la boca. Todos menos Harry, el cual se encontraba pendiente de las noticias dieran paso al tiempo.

"La ola de calor ha acabado, a partir de hoy empezarán a haber chubascos y bajarán las temperaturas dando paso a alguna tormenta de nieve" —Comentó la chica dentro de la televisión al tiempo que a Harry se le paraba el corazón por un segundo para después darle una pequeña taquicardia.

Se levantó tan deprisa que casi tira su propio plato de comida y se asomó a la ventana para mirar el cielo. Aquella reacción tan exagerada no pasó desapercibida por sus compañeros.

—Casi tiras mis deliciosas patatas. —Reclamó Niall con un tono de sorpresa. —Si no te gustan me las como yo. —Y sin esperar a que nuestro protagonista le contestara, se sirvió del plato con toda la confianza del mundo.

—¿Estás bien? —Murmuró Zayn de forma casi inaudible.

—¿Qué te pasa Harry? —Exclamó Liam por encima de su novio, haciéndose escuchar mucho más que el moreno.

Aún nada. —Susurró mirando como en el cielo no se podía ver ni una sola nube. Dejando a sus amigos con la incertidumbre que llevaban a cuestas desde que empezó a soñar con el chico de ojos azules.

Finalmente, aquella tarde empezó a refrescar y Harry decidió que si iba a hacer algo al respecto con su situación, lo iba a hacer bien

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Finalmente, aquella tarde empezó a refrescar y Harry decidió que si iba a hacer algo al respecto con su situación, lo iba a hacer bien.

Decidió ponerse su mejor abrigo y tras coger un par de autobuses, se plantó en el mayor parque del país, donde sabía que la nieve cuajaba en condiciones.

Se sentó en un banco a esperar, vio como poco a poco las nubes surcaban el cielo y como cambiaban de color negro a un blanco tan radiante que para Harry, era mil veces mejor que el sol.

El primer copo de nieve le cayó en los labios, después en la frente y finalmente tenía cientos de estos enredados entre el pelo y el gorro que había decidido usar.

Pasaron unos segundos cuando una sombra empezó a tomar forma delante de él, debió pestañear unas cien veces por segundo para intentar enfocar bien su figura, y ahí estaba, justo delante de él; los dos a solas en una inmensidad de parque y parecía que al contrario de las otras veces, cada vez se veía más nítido.

Ambos quedaron en silencio, sosteniendo la mirada del otro por unos instantes, observantes.

A Harry le pasaban mil cosas por la cabeza; después de tantos días, de tantos sueños con él, ahí estaba, delante de sus narices y estaba perdiendo el tiempo sin saber que decir. Así que decidió no decir nada aún y, tras tomar una bocanada de aire que reprimiera lo rápido que le estaba yendo el corazón; agarró la cara del chico del pelo blanco por las mejillas, y sin cerrar los ojos por miedo a que se desvaneciera, juntó sus labios con los suyos.

No sabía lo que necesitaba aquel primer beso hasta que sucedió, ninguna película romántica estaba a la altura de las sensaciones que estaba teniendo en aquel momento, fue tan mágico, que tuvo que comprobar un par de veces que no se tratara de un sueño más.

Cuando se separaron, la palidez de Louis se veía teñida por un ligero tono carmín, sus dientes blanquecinos se dejaron ver tras una pequeña sonrisa que Harry juraría que lo podría derretir.

—Sabía que eras real. —Susurró nuestro protagonista, a unos milímetros de la boca de Louis, dejando que la calidez de su aliento chocara con los finos labios del otro.

—Sabía que podías verme. —Contestó con una dulce voz que regalaba a los oídos de Harry una melodía casi perfecta.

Era la primera vez que escuchaba su voz, que lo tocaba, que lo sentía y que no desaparecía. Harry sabía que Louis era real y lo más importante, le había devuelto el beso; una criatura que no pertenecía a la misma realidad que él, un chico perfecto de la cabeza a los pies, había decidido fijarse en un simple humano y aquel simple humano era él.

—No vuelvas a desaparecer, ¿vale? —Susurró casi suplicándole, esta vez abrazándolo con gran fuerza, sintiendo todo su ser.

—No lo haré. —Contestó Louis devolviéndole el abrazo con la misma fuerza, mirando hacia un lado con una mueca de preocupación, pues bien sabía que su respuesta era mentira.

Pero, ¿cómo decirle la verdad en un momento tan perfecto como ese? No podía arriesgar a que el chico borrara la sonrisa que tanto significado le había dado a su existencia.

Pero, ¿cómo decirle la verdad en un momento tan perfecto como ese? No podía arriesgar a que el chico borrara la sonrisa que tanto significado le había dado a su existencia

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Copo de nieve | Larry Stylinson AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora