Epílogo

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Louis era una criatura que pertenecía al frío, muy pocos podían llegar a verlo, y los que lo lograban, sólo tenían unos cuantos meses al año para disfrutar de su compañía

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Louis era una criatura que pertenecía al frío, muy pocos podían llegar a verlo, y los que lo lograban, sólo tenían unos cuantos meses al año para disfrutar de su compañía.

En más de dos mil años, Louis no tenía otro motivo de existir mas que el de traer el frío a diferentes partes del mundo cuando se lo encomendaron. Hasta que un día, veinte años atrás, observó a un niño que apreciaba su trabajo de una forma que no había logrado comprender; vio a aquel niño crecer año tras año, y, con el paso del tiempo, jamás cambió su expresión de entusiasmo al ver el primer copo de nieve caer.

Conforme se hacía mayor, su personalidad se volvía más encantadora, y su físico le recordaba a Louis a algún que otro mito griego que había llegado a conocer; esta mezcla había conseguido que el chico de pelo blanco quisiera seguir a nuestro protagonista a todas partes, sabiendo que sería muy difícil que este se diera cuenta en algún momento.

Mientras Louis observaba la belleza del alma de Harry, este pareció percatarse de su difusa existencia, cosa que hasta el momento, sólo los niños menores de diez años parecían poder hacer.

Louis no sabía que su obsesión había llegado a tal extremo, tenía la sensación de que cada vez que sus ojos azules conectaban con los verdes de Harry, su existencia se volvía un poco más real.

El primer beso que intercambiaron, hizo sentir a Louis que había encontrado su lugar en el mundo, pertenecía a aquella época en específico, al lado de nuestro protagonista, para siempre.

Por desgracia, la existencia de este se debía al propósito ya mencionado, el llevar el frío a diferentes partes del planeta durante el resto de los días, y nuestro protagonista no era precisamente inmortal.

Por lo tanto, los chicos sólo pudieron verse un par o tres meses al año durante unas cuantas décadas, disfrutaron del amor que otorgaba el uno al otro como si la vida les fuera en ello.

Louis intentaba dejar a un lado que Harry arrastraba cada vez más años, pensaba que ignorando aquel hecho, Harry estaría esperándolo un año tras otro en su porche, como había sido durante tanto tiempo.

Pero por desgracia, una tarde de enero, el corazón de Harry dejó de latir, y aunque su cuerpo se podía ver, su alma ya no estaba con Louis.

Louis vagó año tras año por el mundo, perdiendo la cuenta de cuanto hacía que había perdido al amor de su vida

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Louis vagó año tras año por el mundo, perdiendo la cuenta de cuanto hacía que había perdido al amor de su vida. Se pasaba unos tres meses al año resguardado en casa de Harry, esperando que este apareciera por la puerta como si nada hubiera pasado. Al menos así fue hasta que esta fue ocupada de nuevo por unos desconocidos.

Si cerraba los ojos y se concentraba, aún podía escuchar su risa cada vez que creaba una tormenta nueva.

—Cada copo de nieve que haga, durante el resto de mis días, siempre te pertenecerán a ti. —Susurró al cielo mientras este se volvía blanco y dejaba caer la nieve sobre su rostro.

Cada vez que un copo de nieve le caía en los labios, se veía transportado en aquella dulce tarde, muchos años atrás, cuando Harry había decidido que su existencia valía mucho más de lo que él pensaba.

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Copo de nieve | Larry Stylinson AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora