Capitulo 5: "¿Al fin?"

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El caballero de Andrómeda sonreía de oreja a oreja dejando caer dos ríos de lágrimas por sus mejillas; leyendo y releyendo el certificado aprobatorio sobre su adopción.
Tomó a Hyoga por el cuello abrazándolo con fuerza; el rubio lo tomó por la cintura girando en su mismo lugar, dejando en claro su alegría.

Al día siguiente se presentaron al orfanato, listos para los últimos pasos.
Ya habían esperado varios meses, y por fin. Podrían ser padres.

Firmaron cada uno de los papeles de adopción, las trabajadoras entregaron a la bebé a la pareja, felicitándolos y compartiendo con ellos un momento de dicha.
Se dirigieron directamente a casa, ya todo estaba listo; su habitación, cuna, ropa, biberones y algunos juguetes que Hyoga compró impulsivamente de último momento.
Al abrir la puerta se encontraron con la gran sorpresa de encontrarse con todos sus amigos en su sala.

– ¡FELICIDADES! – Gritaron todos al mismo tiempo mientras algunas serpentinas adornaban el momento.

– Chicos… ¿Cómo? – Se preguntó Shun.

– Tú casera es muy amable. – Se dirigió Saori hacía ellos sonriéndoles. – Oh, así que ella es Anya. – Se agachó para acariciar las mejillas a la bebé.
Pero al apenas sentir el roce de la pelimorada la niña rompió en llanto.

– Oh, ya ya… – Shun comenzó a intentar tranquilizarla arrullándola.

– Ah, lo siento. – Respondió extrañada.

– No se preocupe. Seguro ésta nerviosa de ver tanta gente en un solo lugar.

Todos los presentes traían consigo un pequeño presente.
Saori había llevado muchas bolsas con diferentes atuendos, argumentando que no había podido decidirse por uno.

Seiya, Shiryu y Shunrei habían preparado juguetes interactivos de acuerdo al crecimiento de la pequeña.

Jabú, Ban e Ichi consiguieron pañales y más biberones.

Eris y June por su parte había llevado un libro de cuidados para un bebé, recetarios, cremas y shampoos.

Ambos estaban agradecidos con sus amigos por haberse tomado la molestia, y Anya parecía realmente contenta al tener la atención de todas esas personas, mimándola y jugando con ella.
Las horas volaron y el sol se ocultó completamente, igual que la energía de la pequeña que terminó rendida en brazos de Eris.

Las miradas enternecidas de todos se fijaron en Anya quien era entregada a su padre.
El ruso subió las escaleras hasta la habitación de la niña, donde la arropó con cuidado de no despertarla. La miró dormir unos segundos, parecía descansar plácidamente en esa pequeña cuna.
Acarició su mejilla por inercia sonriéndole de dientes, algo en su corazón sabía que esa niña era enviada por el mismo destino para él y Shun.
Volvió a la reunión continuando la plática por otras horas más.
– Disculpa, Shun. – Por fin, se dirigió la amazona al peliverde. Desde que llegaron, no se había atrevido a dirigirle la palabra. – Pasaré a tú cocina por un poco de agua. – Se levantó sin dejarlo hablar.

– Debería hablar con ella. – Pensó mientras se levantaba y la alcanzaba en la cocina. – June… – Empujó la puerta. Encontrándose con el rostro descubierto de la rubia bebiendo del vaso. – ¡Ah! De verdad lo siento. – Apartaba la mirada intentando cubrir sus ojos con su brazo.

Se dio media vuelta para darle tiempo al camaleón de cubrirse la cara. – Me extraña que actúes de esta manera Shun. – Tomó su hombro girándolo hacía ella. – Tú siempre has visto mi rostro sin problemas. – Al voltearse vio que aún estaba al descubierto.

– Ya no somos niños, June. Ambos sabemos lo que significa que mire tú rostro. ¿Acaso quieres matarme? – Preguntó casi en manera de reclamo.

Anya... Nuestra Hija (HYOGA X SHUN) // OkashiroYukkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora