Envidio tanto a la gente que sabe tocar instrumentos... sobre todo a los pianistas. ¿Cómo pueden tener tanta ligereza en sus dedos?
Cada tecla podría ser una palabra, cada pequeña pausa una coma y cada profundo suspiro un punto. Se puede sentir el enfado del músico al tocar una sinfonía compuesta de una mayoría de notas graves, al igual que se puede percibir la frustración de un escritor observando su caligrafía; cuanto menos cierra las vocales mayor es su angustia y menor es su calma. Puedes percibir cuando un pianista tiene prisa o la necesidad de expresar tanto en tan poco tiempo cuando las notas van más rápido que los propios pensamientos y sientes que se ahoga; al igual que puedes leer un texto con pocas palabras queriendo expresar tanto, notar como la prisa consume al escritor cuando echas en falta una coma, cuando sientes que los ojos se ten cansan de leer y aún así no puedes para de hacerlo.
¿Cómo pueden parecerse tanto un pianista y un escritor?
La manera en la que toca aquellas notas es la misma manera en la que un escritor puede llegar a tocar teclas de un teclado. Cada nota errónea es un fallo de ortografía, porque todos olvidamos una tilde de vez en cuando o pensamos que por tocar "si" nadie se dará cuenta de que era "la". Porque se entorpece la mano después de escribir durante horas y nos duelen los dedos tras estar tocando durante horas.
¿Y qué pasaría si leyésemos una obra escuchando un sinfonía a piano? ¿No sería maravilloso oír ese enfado apresado mientras podemos leerlo?
Creedme, hasta que alguien no escucha y lee algo que intenta transmitir el mismo sentimiento oculto no sabe lo que es el arte.
Por eso envidio tanto a los pianistas, porque sé que, yo, aún poniendo el mayor de mis esfuerzos en papel y lápiz, solo seré la mitad de lo que alguien puede considerar arte.