Eran cerca de las seis de la mañana. Acababan de volver de una fiesta, con algunas copas de más.
-No volveré a hablarle. No después de que me rechazó así- decía George, refiriéndose a una chica que había declinado de una forma muy descortés su pedido de que bailaran juntos.
-No vale la pena- murmuró John.
-¿Y qué te pasó a ti esta noche? No invitaste a ninguna a bailar, no coqueteaste con nadie... estás enfermo?- preguntó George.
John se quedó en silencio, con una sonrisa fingida. Decidió que era hora de irse.
-No, me siento bien, es solo que... no tenía ganas de estar con ninguna chica- dijo-. Ya es tarde, me tengo que ir.
-Estás cada día más raro, si es que eso aún es posible- le dijo George, mientras los dos se dirigían a la puerta.
John se quedó apoyado en el marco de la puerta que acababa de abrir.
-No, es solo que... algunas cosas han cambiado últimamente- dijo, abatido.
-¿Por ejemplo?- preguntó George, intrigado.
-No te lo voy a explicar ahora, Georgie. Estoy demasiado borracho para pensar.
-Entonces, no te importará que haga esto...
Luego de decir eso, George se acercó a John y lo besó fugazmente en los labios.
-Solo estás empeorando las cosas, George.
Era cierto: las cosas habían empeorado desde ese beso. John no sabía si George lo había besado porque realmente lo quería, o porque ambos estaban borrachos. Una cosa era segura: desde esa noche, John no había olvidado el sabor y la textura de los labios de su amigo, se había quedado con ganas de probarlo otra vez.
Al llegar a la casa de George, tocó la puerta varias veces antes de que su amigo abriera. George se sorprendió mucho al ver a John, y lo hizo pasar.
-Toma asiento- dijo Harrison, cuando estuvieron en el living -¿Qué haces acá?
-Vine para aclarar lo nuestro- dijo John.
-Lo... nuestro....
John lo miró, muy serio.
-Aaaaahhhh, sí. Lo nuestro. Sé a qué te refieres.
Se produjo un silencio incómodo.
-¿Quieres tomar algo?- ofreció George, tomando esto como excusa para escapar a la cocina.
-Sí, por favor. Vodka.
Un momento más tarde, George volvió con una botella y dos vasos.
-Ya no me cambies de tema, ¿puede ser?- pidió John.
-Está bien.
Se miraron un momento. Harrison se sonrojó, quién sabe por qué, y disimuló tomando un sorbo de vodka.
-¿Recuerdas lo que pasó la otra noche?- preguntó John.
-Claro que lo recuerdo- respondió George-. Cómo olvidarlo.
-¿Y...?- el vocalista clavó la mirada, interrogante, en las pupilas de su amigo.
George suspiró y evitó sus ojos. Eran demasiado hermosos, demasiado tentadores.
-No sé qué quieres que te diga...
-Que lo que pasó no fue un impulso provocado por el alcohol- John miró al piso, ya que no se animaba a seguir mirando a Harrison-, que de verdad sientes algo por mí.