«Capítulo 3» Sí. Soy un maldito idiota egoísta.

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Había sido una noche pesada, solo pude dormir una hora y media gracias a Jared a eso de las tres treinta de la madrugada, después me tocó a mi cubrirlo para que él pudiera descansar un poco, eso antes de recibir cuarenta minutos después una alerta de un paciente terminal en el área de oncología que estaba entrando en paro cardíaco, a quien desafortunadamente, no pudimos ayudar más después de haber tratado con todo lo que estuvo a nuestra disponibilidad. 

Lo peor fue al final tener que salir de la habitación detrás del doctor en turno y ver de primer plano a los familiares desesperados y clamando una respuesta positiva a sus plegarias internas. Sus rostros desesperados, ansiosos por escuchar que su familiar estaba estabilizado, con las lágrimas marcando sus rostros, era lo peor que podías ver después de no haber podido hacer nada más por quien estaba en la camilla clamando a gritos desesperados y silenciosos por una recuperación, una cura... un fin rápido y sin dolor.

Y todo empeoró cuando al cabo de unos segundos, el doctor Jackson se acercó a los familiares del señor Anderson; él no había dicho nada, solo negó con la cabeza y colocó una de sus manos sobre el hombro de la señora Anderson, quien al cabo de unos segundos pudo terminar de comprender de qué se trataba, ella comenzó a negar levemente con la cabeza y a temblar, mientras que los gritos desgarradores y llenos de dolor de su hija no se hicieron esperar, pero la señora Anderson seguía a la espera de que hubiera un error, y lo que hizo fue voltear a verme suplicante por una respuesta diferente que nunca llegaría; después pasó lo que tenía que pasar, la señora Anderson comenzó a derramar lágrimas de forma silenciosa, hasta que ya no pudo controlarse más y dejó escapar su llanto sin importarle quien pudiera escucharla.

Ella se dejó caer y yo no podía seguir viendo tanto dolor en un mismo sitio; sentía que mis ojos se llenaban de lágrimas poco a poco, así que tuve que apartar la vista para evitar seguir viendo como la señora Anderson aun en el suelo era abrazada por su hija, quien intentaba ser fuerte a pesar de estar en la misma situación que su madre, fue entonces que el doctor Jackson decidió que estábamos entrometiéndonos en un momento muy intimo y familiar, por lo que nos volteó a ver a Jared y a mi, indicándonos con la cabeza que debíamos de irnos; y sin decir nada, Jared y yo seguimos al doctor Jackson.

Cuando estuvimos lo suficientemente lejos de la familia del señor Anderson, el doctor Jackson nos indicó que podíamos irnos a seguir con nuestras tareas. Jared y yo caminamos con calma y en silencio de vuelta a la sala, y cuando llegamos el resto de nuestros compañeros nos preguntaron preocupados y con cansancio lo que había ocurrido, les contamos lo que había pasado con el señor Anderson y ellos no pudieron evitar sentirse tristes por la situación, eso gracias a que el señor Anderson fue de las mejores personas que habíamos conocido en todo el tiempo que llevábamos en el hospital, el señor Anderson era del tipo de pacientes que casi no habían, era de los que pensaban que en el medio de su enfermedad, de su dolor, podía seguir siendo útiles para la ciencia a pesar de su ausencia de conocimientos, solo proporcionando su cuerpo para continuar con las investigaciones y practicas necesarias para tener mas respuestas a todas las preguntas posibles sin responder.

Lo que quedó de nuestro tiempo lo dedicamos a terminar nuestras tareas encargadas tanto de la universidad como del hospital y a estudiar para el examen semanal acumulativo de oncología.

Exactamente a las siete quince de la mañana, el doctor Colleman entró a la sala en la que nos encontrábamos todos, justo cuando estaba terminando de guardar todos mis libros y papeles que tenía regados sobre mi espacio en la mesa que compartía con Jared y Hannah Harrison, una de nuestras compañeras de la universidad.

—Buen día.—

Saludó el doctor Colleman mientras entraba a la sala, le devolvimos el saludo pero con el cansancio demasiado perceptible en nuestras voces, después dejó su maletín sobre la mesa que compartía con Jared y Hannah y suspiró con algo de molestia al ver en la dirección de Roger Matthews, otro de nuestros compañeros de la universidad que estaba durmiendo con la boca abierta sobre sus notas de la clase de oncología y con los audífonos puestos.

Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ☆░ღ¨* TEMPTATION II: YOU CAN'T GET ENOUGH ¨*ღ░☆Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ ღ{R.Z.K.}{R+}ღDonde viven las historias. Descúbrelo ahora