6 // Sentirlo no es suficiente.

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Changbin les había contado que había conocido a alguien. Un chico educado, lindo y muy ligeramente inocente, cosa que sorprendió a Hyunjin, ya que la actitud de Seo con esas personas no siempre era la mejor. Bin sonreía levemente al describir al chico. Hwang y su novio le miraban con ternura al verle con aquella sonrisita tonta y sus mejillas coloreadas de rojo.

-Lee Felix. Es hermoso. Tiene pecas por aquí ㅡdijo señalándose los pómulosㅡ Me enamoré de él.

-Ah, Binnie. Te estás poniendo cursi ㅡañadió Hyunjin con una sonrisa mientras el otro fruncía un poco sus labios y ceño.

Jeongin reía encantado por las expresiones de Changbin. Llevaba apenas unos días con él, pero no le había imaginado comportándose de esta forma, tan cariñoso y avergonzado por expresar esos sentimientos. Él había visto a Seo ChangBin como una de esas personas que se niegan al amor hasta que no le queda otra, que no lo buscan ni les interesa nada relacionado. Pero oírle hablar así de verdad le había atrapado.
Igualmente conocía al otro chico de vista, así que podía ponerle cara al afortunado. Iba a animarle a confesarse cuando el mayor escupió:

-Realmente me gusta. Hemos estado saliendo últimamente y eso...Creo que ya somos novios.

El mediano no pudo evitar soltar un pequeño grito y abrazar a los dos chicos. Dejando toda su ebriedad y el mal momento anterior atrás, Hyunjin se sentía más feliz ahora. Había llegado rápidamente a la conclusión de que debía ser feliz e ignorar esos momentos para que los otros también pudiesen serlo.

Changbin anunció que pasaría un mes con su reciente novio. No quería vivir con él siempre, pues temía darle una mala vida debido a sus condiciones.

Jeongin y su pareja compartieron miradas. Tendrían la casa para ellos solos. No estaban dejando de lado a Seo, ni mucho menos, pero les daba emoción quedarse solos. Según la mente de Yang, ellos estarían conviviendo como un matrimonio, y eso le hacía especial ilusión.


Llegó el sábado, día en el que el mayor se iría. Hyunjin se despidió de él dramatizando burlonamente la situación y Jeongin estaba dispuesto a darle un largo abrazo que el otro correspondería:

-Aaah. Pequeños, nos veremos de nuevo muy pronto ㅡdijo con su más mejor y brillante sonrisa.

Pasaron las horas y los otros no decían nada. Hwang escribía mensajes en su móvil y Jeongin le miraba mientras comía un delicioso postre. Cuando el menor abrió la boca, inmediatamente el contrario lo calló con un No rotundo. Sabía lo que iba a comentar. Sabía que no debía hacerlo. Sabía que debían olvidarlo porque todo saldría bien. En lugar de entristecerse le dio un cálido y duradero abrazo que lo haría sentir mil veces más seguro.


Confía en mí, por favor.


Y eso hizo Yang. Se tranquilizó y trato de fijar toda su atención en la confianza y respeto que le tenía al mayor.
Hyunjin se levantó de su sitio diciendo que tenía recados pendientes. Jeongin le rogó que no se fuese pues en verdad tenía miedo y no se quería quedar solo. Con esto consiguió que Hwang se lo llevase consigo.

Bajaron por calles bastante sucias y descuidadas, con suelos mojados por la lluvia y donde de vez en cuando se cruzaban gatos desnutridos llenos de barro y suciedad. Se metieron en un callejón lleno de cajas, barriles, contenedores y un terrible olor a podrido que hacía que el menor tapase su nariz con su propio suéter. Mientras el otro chico se mostraba indiferente a todo esto porque estaba acostumbrado, el estómago de Jeongin se revolvía por culpa del ambiente, además de por los distintos fluidos que se veían en el suelo de la calle, los cuales no quería saber qué eran.
Creía que ese tren del terror no tendría fin, se sentía como una pesadilla, como si en cualquier momento fuese a desmayarse y despertar en su cama con su madre esperándole abajo para desayunar. Aunque finalmente pararon frente a una puerta roñosa y manchada con ciertas sustancias algo irreconocibles de color rojo y marrón. Yang rezaba por no entrar ahí, pero el mayor dio una patada abriendo la puerta y entrando en el local que había detrás de ella. Sin más remedio tuvo que seguirle, adentrándose en ese lugar que olía mucho peor que la calle. Un olor rancio y pegajoso que no le dejaba respirar en paz, quería perder el conocimiento en ese momento y ser llevado por su novio a casa de nuevo. Después de todo, él había elegido acompañarle.

DRUG★DEALERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora