Capítulo III parte 1. Las escaleras del destino

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Disclaimer: Danganronpa no me pertenece, créditos a sus respectivos autores.

Advertencias: Todas las advertencias se establecieron en el prólogo.

Recomendaciones: Para una mejor experiencia, se recomienda escuchar OST de los juegos de Danganronpa.

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Caminar se hacía más difícil en estos pasillos cada vez más solos. Ya habíamos perdido a cuatro de nuestros compañeros, y si nadie venía a rescatarnos, si Monokuma seguía haciendo de las suyas, era probable que siguiesen disminuyendo. Tenía miedo, si bien no tenía razones de porqué matar a alguien, no sabía con certeza si alguien ya tenía pensado asesinarme.

Sin embargo, el apego a la esperanza me hacía seguir adelante. Pero sabía que no podía confiar al 100% en todos, posiblemente en nadie estando en esa situación, por más que me doliera, es posible que lo que Mika hacía era lo mejor; a pesar de que me haya dicho que confiaba en mí por lo que he hecho y demostrado.

—¡Hayato-chan! —En ese momento, fui sorprendido por Noriko, quien me saltó encima. La chica era muy alta y fuerte por lo que su peso casi me hace caer.

—Ogawa-san, ¿qué sucede? —dije lentamente. Casi no podía respirar por el apretón que me hacía la deportista extrema.

—Nada, sólo te daba un abrazo de apoyo —manifestó mientras dejaba de "abrazarme"—. Sé lo mucho que te duele perder a dos amigos más, no digo que a mí no me duela, pero siempre he dicho que estoy en este mundo para hacer sentir mejor a los demás.

—¿Es eso? Pues, gracias —le respondí con una sonrisa. No podía negar que a pesar de ser una chica que mostraba despreocupación, era en realidad muy encantadora y que se preocupaba por los demás.

—Ven, tenemos que ir a desayunar —manifestó la de ojos azules para seguir su camino hasta el comedor, por lo que la seguí hasta allá, donde estaban todos unidos menos Yumiko y Kashiya.

—Ueda-san está más energético el día de hoy —manifestó Machiko, quien estaba al lado del médium el cual comía más de lo que estábamos acostumbrados a ver.

—A Tsukuda-san no le gustaría verme triste por lo ocurrido —declaró el de hebras oscuras—. Estoy dando lo mejor de mí, necesito tener energía y motivación para que todos salgamos de aquí.

—¡Así se habla! —apoyó Noriko uniéndose a la conversación.

—Me agrada verlos tan alegres —manifestó Kyrinnia quien estaba sentada en la mesa de al lado, bebiéndose su usual café negro.

—Así es, Monokuma no se puede salir con la suya, nosotros nos encargaremos de ello —se animó Yuki levantándose de su asiento con mucha seguridad.

—Después de distorsionar la verdadera justicia, Monokuma sólo merece una cosa, y es ser capturado, será él quien pague por sus crímenes —se unió Mika mostrando certeza.

—¡Por los estudiantes de la Academia Pico de la Esperanza! —exclamó el científico mientras se levantaba de su asiento y dirigía su brazo hacia arriba el cual tenía sostenido un jugo de naranja, concluyendo el discurso con un brindis.

Se me hacía difícil no poder confiar en ellos, porque mientras más pasábamos tiempo aquí, más cariño les tomaba.

—¡Chicos! —En ese momento, escuchamos la voz de Kashiya, aunque no vimos que haya entrado a la cafetería— ¡Por aquí arriba! —Todos subimos la mirada, observando a la secretaria saludar desde unos barandales que estaban arriba de la cafetería, nunca les había tomado tanta importancia como ahora, a su lado estaba Yumiko— ¡Han abierto las escaleras para ir al segundo piso! —informó.

Danganronpa: Survivors and PrisonersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora