F: Fresa

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Eran realmente deliciosas con crema, su sabor dulce la hipnotizaba, pero siempre que comía fresas no podía no pensar en él.

Tocó sus labios con la punta de sus dedos, recordando cuando sintió los de él sobre los suyos, con sabor a dulce de fresa.

Matsuri siempre había sido una chica tímida en cuanto a relacionarse con los hombres, era por eso que el único chico al que había besado era su compañero de clases; Gaara. Estaba enamorada de él, pero, ¿cómo decírselo? Pues aunque se hubiesen besado ya dos veces, aún no eran nada.

—Quisiera decírselo… –murmuró para sí, pero enseguida fue escuchada por su mejor amiga, la cual apareció desde atrás de ella, prácticamente de la nada.

—¡Anda Matsuri, díselo de una vez! –le animó, pegándole un tremendo susto a la pobre castaña.

—¡Sari-chan! –se quejó, con los ojos muy abiertos —. Para empezar, no te aparezcas así, que me asustas, y en segundo lugar… creí que te gustaba Gaara-kun también –bajó la mirada ante aquellas palabras.

—Sí me gustaba –respondió la chica llamada Sari con total normalidad, sentándose junto a Matsuri —. Pero Gaara-san se muere de amor por ti, ¿es que no te has dado cuenta? Y luego vas y dices que eres la más lista de la clase.

—Yo nunca he dicho eso –objetó la chica, entornando los ojos —. Y no digas esas cosas, ¿de dónde sacas que a Gaara-kun le gusto?

—Observación querida amiga, observación –sonrió Sari con aire filosófico, a lo que Matsuri no logró comprender nada de lo que decía, pero de todas formas trató de no pensarlo mucho.

Después de clases, pensó en hacerle un pequeño presente por ayudarla a estudiar la otra vez, ya que gracias a él había obtenido una alta calificación y su familia estaba orgullosa, nunca antes había obtenido tan buena nota en matemáticas, a pesar de que todas las demás materias se le daban muy bien.

Cuando lo vio guardando sus cosas en el casillero, pensó que era el momento perfecto para acercarse.

—G-Gaara-kun –lo llamó con su siempre tono bajo, al cual él estaba más que acostumbrado. De sólo verlo se sonrojó, pero trató de ser fuerte apenas captó su atención —. Y-yo, quería agradecerte por tu ayuda del otro día, t-tengo algo para ti.

—No es necesario, no fue nada –dijo Gaara amablemente, pero de igual manera la chica le extendió una bolsita llena de esa fruta que ella tanto adoraba: fresas.

—S-son para ti –le dijo sonriendo. Para cuando él las tuvo entre sus manos, ella ya se había ido corriendo, ¿por qué siempre debía correr?

—Bueno, tarde o temprano se lo diré –susurró el pelirrojo, saboreando una de las pequeñas fresas.

Dulce. Como los labios de Matsuri.

"Sabor a fresa y lleno de colores, te daré un amor con muchas flores"
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Hasta aquí por hoy, estaré subiendo los siguientes episodios en la semana para comenzar con otra historia corta. Paso a paso, subiré todo lo que tengo, jajaja.

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