O: Oso

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Lo había visto en aquella tienda cuando él y Matsuri regresaban de la escuela. No era más que un tonto oso de peluche, pero él se fijó claramente como los ojos de su novia brillaban al verlo; era obvio que lo quería.

Ahora él estaba dentro de esa tienda y no se sentía nada cómodo, había un montón de muchachitas viéndole y murmurando lo guapo que era. En realidad el local sólo contenía artículos femeninos, por lo que el bochorno para él era doble.

—¿En que le puedo ayudar? –preguntó la dependienta con una amable sonrisa, aunque más bien parecía que trataba de seducirlo, hasta se veía un poco sonrojada.

—Q-quisiera… –Gaara carraspeó —. Quisiera llevar ese oso de peluche, por favor –apuntó hacia el muñeco, el cual tenía dos enormes ojos negros, iguales a los de su novia.

—Oh… ¿Es acaso un obsequio para su novia? –extrañamente la mujer preguntó aquello con un tono de molestia. Para Gaara era habitual este tipo de cosas, desde que tenía novia, hasta las mujeres que ni conocía se ponían celosas, él creía que no había razones para eso, pero prefería no analizarlo demasiado.

—Eh… así es –respondió pragmático, además, aún no se le quitaba la pena por encontrarse en un lugar así.

Ya con el oso comprado, Gaara se dirigió a la casa de Matsuri con una sonrisa. No recordaba haber sonreído antes sólo porque sí, sin ningún motivo que le causara gracia, pero simplemente ella le hacía tan feliz que no podía evitarlo; amaba a esa niña torpe.

—Oye, tonto oso, más te vale que ella no te quiera más que a mi, ¿oíste? –amenazó al peluche, teniendo la extraña sensación de que éste le sonreía.

En realidad, en ese momento, sólo tenía una frase en su mente y la diría en cuanto la viera a la cara.

"Te cambio este oso, por un beso grandioso"

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