I: Indecisión

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¿Por qué era tan tonta? A veces pasaba horas preguntándose lo mismo. ¿Cómo podía ser tan torpe, tan idiota?

Ayer había sido el día más extraño de su vida; el chico del cual llevaba tiempo enamorada le había confesado sus sentimientos por ella y en lugar de saltar hacia sus brazos y decirle que ella sentía lo mismo, había salido corriendo. ¡Corriendo!

Cuando lo vio en clases no fue capaz de hablarle, simplemente se lo quedó mirando con mucha vergüenza, sin saber que decirle, sin encontrar las palabras para disculparse por su falta de respeto. Sinceramente, después de lo que había hecho, dudaba de que Gaara siguiera gustando de ella, lo más seguro era que se diera cuenta de que no valía la pena ir tras una chica tan indecisa y había decidido olvidar las cosas.

Después de todo era lo mejor, ¿no?

Al salir de clases decidió irse a casa en silencio, no iba a intentar arreglar las cosas porque seguramente él la estaba odiando y, no quería que se lo dijera, eso le dolería demasiado.

—Es verdad, mi tarea de inglés –se dijo, al recordar haber dejado dicho trabajo en el casillero. Devolvió sus pasos dispuesta a irlo a recoger. Cuando ya tuvo lo que necesitaba se dispuso a bajar las escaleras que daban al primer piso y ahí, justo en el último escalón, había una chica rubia que alzándose en puntitas, besaba los labios de Gaara.

El corazón de Matsuri se estropeó en mil pedazos, tan filosos y dolorosos como agujas. Sus ojos se llenaron de lágrimas, a pesar de intentar detenerlas y no pudo ni moverse por varios segundos, sólo reaccionó cuando de un momento a otro el pelirrojo tomó a la chica por los hombros y la alejó; sin embargo, alzó la mirada y al verla a ella pareció quedarse con las palabras atragantadas en la garganta.

La castaña no dio el tiempo de oír explicaciones, simplemente bajó corriendo las escaleras y se fue lo más rápido que pudo, aunque le pareció oír que él la llamaba, pero prefirió pensar que no era así.

Sólo ayer él le había dicho que le gustaba y hoy estaba besando a otra chica. Todo había sido su culpa. Culpa de su cobardía e indecisión.

"La indecisión puede ser el peor error"

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