—Que maldito dolor de cabeza me causas.— Gruñó Jotaro en un tono amargo, hablándole a ese alguien invisible que se apropiaba ahora de su mente, agarrando su cien mientras bebía algo de té con tal de calmarse en los adentros de su cuarto de hotel, horas tempranas del naciente día con unos buenos rayos de sol tibio invadiéndole por la ventana, hombre ya aseado y en ropas limpias, menos su ansiedad.
¿Cuanto tiempo había pasado desde que se había peleado con Josuke? ¿Como una semana más o menos? Realmente tenía ese peso de que no le había visto a la cara hacía por lo menos un mes, pero la verdad es que solo habían transcurrido tres días, tres días en los que su vida parecía caer y caer en un jodido pozo sin fondo llamado culpa, ¿Se iba a disculpar con tal de mitigarla un poco? Ni loco, esto parecía ser lo mejor, pues no se había topado al chiquillo de muy extravagante pompadour en ese lapso de tiempo y estaba agradecido de ello por su propio bien.
Todo pasaba exageradamente lento a su alrededor, el viento que meneaba levemente su cabello parecía ser soplado por un perezoso, los segundos en su reloj parecía incluso tomar su tiempo para avanzar y molestarle aún más con su presencia. Se preparaba justamente para ese nuevo día con el fin de volver, y con trabajo importante, pues hoy iba a llegar una suma de animales marinos en peligro de extinción a la reserva, y él debía hacer presencia repartiendo labores. Que estrés.Dejó la taza aún humeante sobre la mesa que estaba frente al sofá en el cual estaba sentado, y se decidió por dar una pequeña llamada que él sabe, curaría algo de su amargura gracias a su plena existencia. Agarró el teléfono del cuarto e hizo correr los números que se sabía de memoria desde quien sabía cuando, el tono sonó y una voz femenina contestó, Jotaro ya había prendido un cigarrillo para aquel momento.
—¿Me pasas con Jolyne?— Dijo casi al instante del saludo por cordialidad a su ex esposa, quien con un tono neutral asintió y llamo a la nombrada para ponerla con su padre.
—¡Hoa babi! — Habló su hija emocionada por el teléfono, se notaba en su hablar cuanto le extrañaba y su falta de dientes al comerse algunas letras. —¿Cobo tas?—Ella solo sonreía de la emoción y sujetaba el teléfono con sus dos pequeñas manos, como para no perderse nada de lo que su padre pudiese decirle.
—Hola mi amor.— Jotaro sonrió levemente al oír a su pequeño rayo de sol, era la única por quien sabía daría realmente su vida si aquello estaba en juego algún día.—Estoy muy bien ¿Qué tal tú?
—Bieeeehn... te extano musho paa. —Extendió las palabras la infantes haciendo el corazón del padre dar un pequeño brinco, como quería solamente mimar a su hija a todo momento, se odiaba tanto por no poder hacer ese mínimo por ella.
—Yo te extraño hasta la luna y el sol mi amor.— Respondió Jotaro sinceramente y en un claro juego.— Prometo que a finales de este mes nos veremos ¿Está bien?
—Ziiii ¿Y me hara tucoz de mahia veda?— Dijo emocionada esperando que así fuese, pues su padre era increíble en ello, y siempre lo sería.
—Los que quieras mi amor.— Dio una pequeña risa y por un momento olvidó el cigarro humeante que descansaba en sus dedos. Realmente escucharla podía tranquilizarlo de cierta manera.
—SIIIII— Chilló la pequeña alegremente por la llamada.— Haz volad miz pelushez pa— Rió levemente ante la idea, ya que era algo que solo su padre podía hacer y realmente jamas le revelaba como lo hacía, creía que esta vez realmente podría encontrar el truco y hacerlo ella misma para sorprenderlo.
—Claro, quizás podría hacerte volar a ti también en ese caso.— Jugó un poco haciendo emocionar aún más a la menor, quien luego soltó un gran bostezo de cansancio.— Bueno amor, mejor ve a dormir, debes estar agotada, descansa.
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Pin me Down [JotaJosu] ✪
FanficSe lo decía a sí mismo, como si se peleara con su subconsciente, no ser curioso, no meterse con Jotaro Kujo y solo averiguar por qué él lo estaba evitando. Insentimental, así es como lo decidió y así es como quería que fuese, lo más alejado posible...