El viento me hablaba. Me consolaba mientras se llevaba los últimos bosquejos que hice de ti. Acariciaba las copas de los árboles y me Acariciaba a mi. Cuando el viento también me dejo, y con el también la noche, tu recuerdo ya no ardía en mi.
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Cuando te fuiste, dejaste esparcidas tus memorias en una canción que aún hasta hoy resuena en mi. Me dejaste con el alma un poco fría, y con una sombra solitaria. Cuando te fuiste, se cayeron las sonrisas que tenia en mi biblioteca.
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Nos vimos en el mar. Bailando estrellas, bebiendo sueños. Dos niños nos mostramos, dos almas coloridas y deseosas de amar. Suave. Así, de a poco lograste mejorar los retazos de mi.