La noche me acaricia. En la ventana hay una lágrima que se escapa. Insolente. Hay un recuerdo que me recorre y una sonrisa se asoma por mi corazón. Quizá mañana salga el sol y quizá su calor quite el frío que hay en mi. Recoveco a recoveco de mi alma espera impaciente a ser sanado, a ser amado.
No lloraré. No reiré. Me limitaré a ver pasear tu recuerdo dentro de mi mientras levantas una mano y acaricias mi corazón, justo igual cómo lo hacías antes.