"Hueles a tristeza", se dijo.
Y me devolvía la mirada. Falto de alguna expresión.
"Sí."
Fue todo lo que se dijo.
Él sabía muy bien que ambos la extrañaban.
Su reflejo era lo último que le quedaba.
Del otro lado del espejo se veía aún peor de lo que se sentía.
Y es que así se ve el amor cuando pierde el rumbo.
Y espero poder encontrarte. Poder abrazarte.
Espero poder darte esa vida que en sueños te robe.
Siempre te extrañaré. De la misma forma que extrañaré a ese niño que algún día fui.
¿Quién sabe cuántas estrellas más llorarían con su historia?