Me encontré con una de chica de actitud un tanto ¿extrovertida?, si así se le puede llamar, nuestro encuentro fue un tanto peculiar.
Fui a uno de mis chequeos al hospital, tomé mi asiento en la sala de espera, obviamente a esperar mi turno. Mientras eso ocurría pude observar que en el puesto de al lado estaba tirado un celular, me acerqué y lo tomé, busqué con mi mirada a alguna persona para preguntarle si el objeto le pertenecía, pero el lugar estaba vacío, o eso creía; alguien toco mi espalda, el toque era suave, como si quisiera llamar mi atención, no lo pensé dos veces y volteé a mirar al ser que me acudía, fue la mejor decisión que tomé en mi vida.
- disculpa, pero el celular que tienes en la mano es mío - tenía una sonrisa radiante, además su rostro era hermoso, simplemente quedé embobado, intenté devolver la sonrisa, pero los nervios me ganaron, tanto tiempo sin relacionarme con la sociedad empezó a afectarme
- s-si, estaba en el suelo, toma – intente sonar lo más natural posible
- muchas gracias, me asusté al no sentirlo en mi bolsillo, qué bueno que haya caído en buenas manos – en ese instante ya estaba muy sonrojado
- no fue nada, me alegra que lo hayas encontrado
- sí, ¿puedo sentarme?, estoy esperando mi turno, hoy me van a quitar los puntos de mi pierna y tú ¿qué haces aquí’? –reflexione por unos segundos, solo las personas de mi familia sabían acerca del porqué estoy aquí
- bueno pues… - intenté inventar una mentira, pero ella fue más rápida
- no tienes que decirlo si no quieres – ella miró al frente, intentando que yo olvidara su pregunta, así que me arme de valor y lo dije, por primera vez
- vengo verificar si mi enfermedad no ha avanzado, tengo cáncer de páncreas – sonreí, hace mucho tiempo que le resté importancia al asunto
- oye, ¿quieres hacer algo divertido cuando salgamos de aquí? – me miró directo a los ojos, no dijo palabras cursis como “las mejores flores se cortan a temprana edad” o algo así por el estilo, solo una sonrisa sincera
- ¡claro!, porqué no
- antes que todo mi nombre es Isabella y tu eres
- Samuel- ese fue el comienzo de una buena amistad
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el vivir en un segundo mundo
Storie d'amorejamas me quejaré de mi vida, no tengo el derecho de hacerlo, mi vida fue triste pero al final hubo esperanza y por eso doy gracias.