Cipher de Azul - #2RNuevaEra

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~Abril 22~

- Y con ellos fueron los últimos invitados - Suspiró Rosaura agotada perdiendo la compostura elegante que llevaba consigo y junto a ella suspiramos los demás presentes en la sala del trono.

- De verdad que aunque seamos tan solo cinco reinos imperiales, los invitados son bastantes - Suspire estirándome un poco.

- Bueno en todo caso, me siento alegre con que el rey James aceptara la invitación - Sonrió mi padre con cierta insinuación, la de siempre, y yo bufé resignada.

- Padre, lo hemos hablado ya varias veces, ni a él ni a mi nos interesa el compromiso - Rodé los ojos sin poder evitarlo, mi padre solo mostró su rostro de la poca gracia que le había hecho mi comentario - Además era su deber aceptar la invitación, está es una reunión importante de la cual, si no asiste no hay forma de que pueda reclamar o proponer algo con la decisión previamente tomada.

- Tan informada como siempre, su alteza - Alabó Rosaura como madre orgullosa.

- Muchas gracias, Rosa - Le sonreí con cortesía - ¿Qué sigue ahora en la lista?

- Maia y yo nos haremos cargo de su apariencia para la recepción antes de la reunión - Informó Rosa dando una reverencia al igual que la dulce castaña, que a pesar de ser la aprendiz mas joven y nueva en palacio, era una de las mas hábiles.

- De hecho - Interrumpió mi padre antes de que alguna de nosotras llegara a la puerta - Mai se quedará conmigo un momento.

Mi rostro expresaba el característico sentimiento de inconformidad ante ello - Pero padre...

- Es una orden - Me mandó a callar él con un tono amenazador. Solo pude tragar saliva y asentir dedicándole una mirada a la dulce castaña quien expresaba miedo en su mirada marrón.

Rosa y yo salimos de aquel cuarto sin saber como oponernos a la mirada autoritaria de mi padre. No siempre podía salirme con la mía y simplemente a veces prefería agachar la cabeza y odiarme a mi misma por tenerle miedo, pero al mismo tiempo deseando que fuera suficiente con mi obediencia para no terminar encerrada en alguna torre.

- ¿Cree que estará bien? - Rosaura también temía por aquello que le pudiera decir o hacer a Mai. Desde un principio la ha odiado.

- Confió en ella, Rosa - Hable con seguridad para calmarnos a ambas -La dulce castaña estará bien.

Rogaba al cielo y a mi hermano que cuidaba de mi, que mis palabras se cumplieran.

Mai acomodó el cuello de su camisa recordando aquel momento, el momento en donde a la única cosa que le tenía miedo había decidido tenerla a su lado. El rey embustero, el rey que no la quería ver ni siquiera en una pintura, el padre de la princesa rubia.

Aquel rey que la aterraba le confesó que se había enterado de lo que ella hizo aquel día en el jardín contra el rey James, Mai solo se pudo encoger en su lugar al ver la furia que emanaban aquellos ojos marrones.

- ¿¡Crees conocerla?! - Exclamaba el rey a los cuatro vientos - ¿¡Crees saber aquello que es bueno para ella y para el reino al mismo tiempo?! ¡No lo sabes pequeño monstruo! ¡Solo porque mi insolente hija tuvo compasión de ti, no significa que la conozcas!