Capítulo dedicado a @Falling_OnBooks.
-Después tendremos que ir a casa de Thomas para recoger prendas limpias.
Asentí ante su comentario al ver su sudadera y sus pantalones llenos del aceite negro que soltaban los coches.
Era muy hábil con las manos. Arreglaba cosas fácilmente. Si era hábil aquí, en otros sitios ni me imaginaba.
Se quitó la sudadera en un tiempo dado, quedando desnudo de cintura para arriba. Y me hubiese quedado babeando de nuevo si no fuese por esa horrible marca en su espalda.
Mordí mi lengua para evitar preguntar. No preguntaría. Él lo hablaría conmigo cuando pensase que era el tiempo indicado.
Se tumbó boca arriba en una carretilla y escondió medio cuerpo bajo el coche. Me mandó traer una caja de herramientas y la puse al lado de su cintura.
En el poco tiempo que le conocía ya me sabía los nombres de la mayoría de las herramientas.
Como estaba incómoda en el suelo, decidí sentarme en un sitio mejor.
Sobre su pene, mejor dicho.
Dió un respingo y maldijo metido aún debajo del coche.
-¿Te has vuelto loca, Preston?
-El suelo es incómodo, Riot. - dije con un puchero y escuché su bufido con una sonrisa.
Evité moverme para no sentirlo debajo de mí y hacer algo de lo que me arrepienta, pero fue tarde cuando él movió sus caderas para estirarse y coger una herramienta que había dejado al lado de su cadera.
Sentí su dureza.
No podía calcular su tamaño porque si me movía notaría mis intenciones, pero estaba duro.
Quité la idea de que estuviese excitado por mí, porque los penes son duros por naturaleza. Y entonces pensé en si se estaría acostando con alguien.
Porque no lucía de los que tenían algo serio a largo plazo. Miré abajo y suspiré, mordiendo mi labio inferior sin que me viese.
Quién fuera mono para subiese a éste palo.
Me levanté de encima suyo cuando sentí algo que no quería sentir en mi bajo vientre. Él pareció no sospechar nada y miré mi camisa para sorprenderme al ver mis pezones marcados.
Eso no lo podía esconder ni de coña, así que me crucé de brazos ridículamente.
Él salió enseguida de debajo del coche y me tendió una llave inglesa.
-Ponla junto a la otra caja de herramientas.
Y ahí estaba el enigma. ¿Cómo mierda ahora descruzaba mis brazos sin que se delaten mis pezones?
Hay días que es mejor no levantarse. Como hoy, por ejemplo. Así evitaría hacer el ridículo que iba a hacer en breve.
Pero entonces se me ocurrió una idea.
-Ponlo tú no te jode. ¿Qué pasa? ¿Que porque soy mujer tengo que hacer de sirvienta? - me hice la ofendida.
Frunció el ceño y se levantó.
-Simplemente te he pedido que...
-Y yo te he dicho que lo hagas tú- dije encogiéndome de hombros.
Y él negó bufando mientras caminaba hacia la caja.
Descrucé los brazos y vi que ya no se me notaba nada.Corrí hacia él y le quité la llave antes de que la pusiese en su sitio. La puse yo y él me miró como si me hubiese vuelto majara.
-Era broma, bobo- dije cogiendo sus mejillas y comiéndole la mejilla a besos.
Me zarandeó hasta separarse de mi.
-Voy a cambiar tu vida poco a poco, Riot Simons- dije firme, mirándole seria.
Me miró en silencio y acabó asintiendo, con una mirada de incluso miedo.
-Vámonos antes de que ponga una orden de alejamiento- murmuró caminando hacia su coche.
-Deja de mirarme.
-¿Porqué ? - pregunto, volviendo a conducir al ver el color verde del semáforo.
-Porque tu mirada me enamora.
Logré hacerlo sonreír de nuevo y me sentí triunfante.
Empezamos a caminar hacia la casa de Thomas y yo no la recordaba tan bonita. Si que recuerdo cómo salí de aquí la última vez... Tampoco tenía tiempo de fijarme en la decoración.
Le empujé juguetonamente mientras caminábamos hacia la puerta y él logró mantenerse en pie.
Me miró con una mirada que decía pobre chica y después seguimos caminando. Hasta que sentí un empujón que me llevó de bruces al suelo.
No paré de reír en un buen rato, con él de pie, tendiéndome la mano y sonriendo.
-Te cambio un beso mío por uno tuyo- dije al levantarme.
Su sonrisa se amplió.
-No.
Suspiré.
-Había que intentarlo.
Thomas abrió la puerta en ese instante.
Nos miró serio y Riot también notó que algo iba mal con su amigo. Y cuando entramos, nos encontramos con otro chico sentado en el sofá del salón.
Fruncí el ceño cuando Thomas se sentó a su lado y los dos se cogieron de la mano.
-Newt. Ella es una amiga, Dakota. Dakota, él es Newt, mi... - miró a Riot de reojo- Mi prometido.
La mandíbula de Riot calló y miró a Thomas con una ceja alzada.
Hubo una tensión de unos dos minutos, hasta que Riot caminó con los brazos abiertos hacia Thomas.
-¿Y por eso estabas preocupado y serio gilipollas? - dijo dándole un abrazo de machos. Le tendió la mano a Newt - Me alegro por vosotros.
-Felicidades- dije con una amplia sonrisa.
Newt me sonrió pero Thomas seguía mirando serio a Riot.
-No era eso por lo que estaba preocupado... - la sonrisa de mi hombre de novela se borró y se sentó donde le indicó su amigo- Verás. Ahora que nos hemos prometido y nos vamos a casar en breve, Newt se mudará aquí a partir de mañana.
Riot asintió.
-Y me parece bien. No tendré problemas en vivir con él.
Los prometidos volvieron a mirarse entre sí y yo noté que algo raro ocurría ahí.
Había algo más.
-Al... Al estar a punto de casarnos, necesitamos nuestro espacio y...
-¡Qué fuerte, te están echando!
Mi mano viajó a mi boca al ver que pensé en alto.
Riot ni siquiera me mira. Miró a su amigo con el ceño fruncido y acto seguido relajó el ceño fruncido.
-Se supone que ésto era un sitio de nosotros dos. Por todas las cosas que pasamos aquí. ¿Y ahora me echas? No tengo problema con irme, pero sí tengo problema con que no tengo un puto sitio al que ir.
Thomas sonrió y le cogió la mano a su amigo.
-También hemos pensado en eso. Puedes irte con Dakota. Ella tiene un apartamento con dos habitaciones y no tendrá problema en dejarte quedarte con ella.
-Yo creo que... ¿Preston?
Pero yo ya estaba corriendo por las escaleras, hacia su habitación.
-¡Yo haré tus maletas enseguida! - todos me miraron desde abajo con la boca abierta y yo levanté las manos con una gran sonrisa en el rostro- ¡ES EL MEJOR DÍA DE MI PUTA VIDA!
¡Se tenía que decir, y se dijo!
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EL ALIENTO DEL DIABLO✓
RomanceDicen que el hombre lastima, pero la mujer, cuando quiere, destruye. Queda prohibido, sin autorización escrita del autor, bajo las denuncias establecidas por las leyes, la reproducción total, adaptación, distribución y plagio por cualquier medio o p...