Las penas de mi amada Jossefin

¿Como se detiene el tiempo?

-Realmente nunca estas preparado para una perdida, sean amigos, un pariente, tu pareja, un simple ser querido, a veces incluso es doloroso que un famoso muera y todo el pais se encuentra debastado... - Un pequeño soyoso se pudo escuchar al fondo, y el prosiguio-
- Pero la verdadera duda es, ¿Por que? Te encuentras destruido sin formas de poder llenar el vacio que esa persona llenaba para ti, cambiaba tu vida un poco, o quizás la cambio toda, dio una vuelta de 180 grados y tu no te diste cuenta de que, cuando esa persona ya no este más ahi para hacer ruidos con sus pies que tanto te distraen, sufriras, la pasaras muy mal. - Dio un respiro profundo.
- Jossefin era una chica joven, talentosa, tenia al mundo entero entre sus dedos pero no supo aprovecharlo. Ella amaba la vida, tanto como los amaba a todos ustedes presentes, lamentablemente fue cegada por el odio, odio que la consumia día a día. Ahora estara descansando con Dios, padre, quien la perdonara por todo lo que haya hecho y la compensara por fin de todos sus buenos actos. -

El pastor se acerco a la madre y le dio sus condolencias. Era un buen amigo de la familia y conocio a Jossefin cuando iba a su iglesia, siempre la vio como una niña energetica y feliz, hasta que la empezo a encontrar todos los dias llorando abajo de una mesa, sola.
"Que sucede, Fin?" le preguntaba a la niña, ella secaba sus lagrimas y volvia a sonreirle. "Que pasa si un día... Dejo de ser importante para todos? Si de pronto pasa el tiempo y la gente solamente se olvida de mi, si mis esfuerzos son en vano y tan solo... tan solo los hago sufrir" El solo la abrazaba, no podia prometerle cosas que despues le hicieran daño, pero siempre podia hacerla sentir mejor. "Eres una niña especial, Jossefin... Todos somos indispensables en esta vida, Dios no nos trajo a vivir este mundo por un proposito. El ha plantado una semilla, y es nuestra responsabilidad cuidar de ella, hacerla crecer, para que cuando sea una bella flor y llegue alguien a cortarlo, las raices seguiran ahi, haciendola volver a crecer." La joven acentia, limpiaba su cara y corria a jugar con los demás niños.
El sabia que solo la hacia sentir mejor unas cuantas horas, y que cuando volviera a casa, seguiria sufriendo. Para las personas como ella, ellos son su propia destruccion... y de eso no hay cura.

-Esto es una porqueria...- Dijo una prima muy cercana a Jossefin. -Callate Daniela, cual es tu puto problema. - Le llama la atención su madre, quien le daba un golpe en la cabeza. -Es que simplemente es estupido, todos sabiamos que ella estaba sufriendo, ella jamás fue feliz.-

La jovén habia decidido acabar con su vida la noche del 21 de Mayo, empezo a llenar la tina como todas las noches antes de dormir, su madre estaba en la cocina, preparando la cena, sin entararse de nada. Jossefin tomo una cantidad enorme de calmantes, cerro la puerta con llave y entro al agua con la idea ya asumida en su cabeza. Comenzo a cortar desde sus muñecas hasta sus codos... La sangre no dejaba de brotar, ella las vio y con lagrimas en sus ojos, se hundio. Ya no habia forma de escapar, pero, era la primera vez en muchos años que volvia a sentir paz.

-Nunca sabremos porque lo decidio hacer. - Su padre se escuchaba hablar con la familia, tocandose la cien y sin mostrar realmente emociones. El jamás estuvo en su vida, asi que su duda estaba en lo correcto, el jamás podria entender porque lo hizo. -¿Y tu eres la persona correcta para decir esto? ¿Como tienes la cara para venir aqui hoy?- Su hermana, Katherine, la tía de Jossefin also la voz, y todos empezaron a escuchar.
-¿Sabes por que jamás podras saberlo? ¡Tu eres el maldito problema! Toda tu vida ha sido un horrible acontecimiento, le arruinaste la vida a ve tu a saber cuantas mujeres y hoy no es la excepcion. Mira ¡AHÍ ESTA! ¡TU HIJA, TU TERCERA HIJA, EN UNA MALDITA TUMBA, Y RECIEN HOY, 23 AÑOS TARDE ERES UN BUEN PADRE!... Jamás debiste haber venido en primer lugar.-

Hubo silencio.
Podías sentir como se detenía el tiempo. Todos lloraban.
Lloraban tarde, por Jossefin
Lloraban, mientras ella por fin dejo de hacerlo.