En la oscuridad, se me hizo simple hibernar, simple con tus recuerdos por doquier, todos esos días en los que fuiste mi novia de todos los días.
Cuando te lo propuse la primera vez me dijiste, no, y lo entendí, acababas de terminar con una relación, pero seguí intentando, no todos los días, pero sí cuando sentí que ya estabas lista para algo diferente, y yo quería explorar hasta donde podía hacer que esta relación fuese diferente.
¡¿Quieres ser mi novia?! Esto fue en noviembre, semanas antes de iniciar el libro que tú inspiraste, sin duda, mucho de lo que escribí lo inspiraste tú, pero tu sin darte cuenta te convertiste en mi musa, la musa de mis mejores escritos hasta el momento, y cuando nos separamos me bloquee, no es tu culpa, esto tenía que pasar.
Fuiste mi novia en cuatro estaciones, y muchas de esas veces fui todo lo diferente a todas tus antiguas relaciones.
Tu culpa, que me volviera demasiado romántico.
Las palabras brotaban por mi piel, pero no tenía la voluntad de escribir nada, solo quería besarte, y no perder el tiempo escribiendo.
Curioso, ¿no? Antes era una pérdida de tiempo porque estaba contigo, ahora es mi forma de sobrevivir a tu lejanía.
- Dawel, estos son mis padres, ella es mi madre Lucía, y él es mi padre Emmanuel, mis hermanos, Frank y mi hermana, Manuela.
Esto fue el día en que te visité junto con mis amigos, todavía recuerdo que no le caí para nada bien a tu madre, y eso que no me presentaste como tu novio, queríamos esperar un poco más antes de que ellos lo supieran, pero ella, Lucía, lo notó de inmediato.
Y es que solo tontos no podían ver que el amor entre nosotros rebasaba multitudes, rebasaba la distancia, rebasaba todo, y es que con solo una mirada nos podíamos decir cuánto nos queríamos, nos queríamos entre la gente, nos dedicábamos miradas tan desnudas que solo con cruzarnos una vez por el pasillo el deseo por besarnos se agudizaba de una manera tal que las vueltas que da la tierra en un mes serían un resumen para describir tal cosa.
Ella no me quería, y te lo hizo saber Ethel, y la verdad eso sería un problema, porque ella no tiene la menor idea de que tan lejos puedo llegar para estar contigo.
Ya teníamos un año y medio. Cuando y en vez de pedirte que fueras mi novia, te pedí que nos comprometiéramos.
- Ethel, cierra los ojos. Dije.
- Dawel, odio las sorpresas y lo sabes. Esto sí que era cierto.
- Está te gustará, ahora cierra los ojos.
- Ok. La miré mal.
Anoche soñé contigo, íbamos por un camino. Seguíamos las estrellas, aunque íbamos de la mano, cuando miraba a los lados, nos veía como recuerdos de una vida futura. Al final del camino, llegamos a una playa, ahí estabas plena, vestías un hermoso vestido azul profundo, y tus ojos miel estaban claros como la primera vez que te vi en aquella cafetería.
[Justo aquí empezó la melancolía a adueñarse de nosotros] ella abrió los ojos. Y yo me puse aún más nervioso.
Con tu amor sacaste lo mejor de mí, y has sido lo mejor para mí, ahora quiero decirte a ti, mi musa, a ti mi novia, a ti Ethel que eres la mujer con la que quiero compartir mis días, tú qué hiciste que me enamorara de la idea de un juntos sin tiempo definido.
Eres mi novia de todos los días, y la mujer con la que comparto mi alma.
¿Te gustaría formar parte de lo que le queda de vida a este hombre?
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Cuatro Estaciones Entre Tú y Yo
RomanceEstamos llenos de amor, algunos fríos con un destino que dice que el verano los tocará, algunos cálidos buscando la frescura del invierno para compartir lo que llamamos otoño, otros arden, son fuego y solo buscan con quien arder, fuego con fuego, y...