capítulo 7

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Vaya forma de arruinar la mañana tenía esa señora. Esa señora provocó un malestar estomacal épico con solo una llamada.

Pedí el desayuno y ahora más que nunca no me quería separar de ella.

Pasa que después de la situación el día la fiesta de su padre se rumoró que había estado con la rubia del billar.

Esto no llegó a oídos de Ethel, pero si a los de su madre, la rubia entró al mismo hotel en el que me hospedé esa noche. Tomé hasta perder el conocimiento. Pero no estuve con nadie. Porque tomé solo.

Cómo voltearon los papeles pues no sé.

- ¿Cómo pudiste hacerme esto Dawel? Después de todo lo que pasamos. Dijo Ethel con lágrimas en los ojos.

- ¿Hacer qué? Amor ¿qué pasa? Tu hermana me pidió que viniera me dijo que estabas mal.

- No seas cínico. Dijo Lucía entrando a la habitación.

- Alguien me puede explicar, ¿qué pasa?

- Que engañaste a mi hermano imbécil. Golpe uno. No tuve tiempo para defenderme.

- No le pegues Frank. Salgan todos de aquí. Gritó. - Quiero hablar a solas con él. Así hicieron todos. - Dawel. Dime que es mentira. Quiero creer que nada de lo que me mostraron es cierto.

- ¿Qué te mostraron?

- Míralo tú mismo. Sacó su celular y me mostró la prueba irrefutable de mi infidelidad.

Este es el punto donde uso la verdad y le muestro a Ethel que su madre me odia tanto que está dispuesta a verte sufrir solo para probar que soy una mierda. O simplemente asumo la culpa de algo que no hice y que tengo como probar. Pero quiero su bien y si ella se va estará lejos de la toxicidad de su madre. Ya ven cómo es que te dejé, te empujé para que te alejaras y no solo de mí.

- ¿Cómo llegó eso a tus manos? Pregunté, y dándole la afirmación que no quería escuchar.

- Ósea ¿qué es verdad? Y yo que estaba dispuesta a todo por quedarme contigo. Está tarde viene el encargado de las becas y ya le había sugerido que te becaran a ti también. Que estúpida fui. Te dije, te lo dije, tenía razón...todos son iguales. Lloraba, pero estaba en perfecta calma. - Todo fue mentira, una ilusión. Eres el ser más falso. Yo estaba inmóvil. Perplejo. Tenía ganas de abrazarla y decirle que todo era mentira, y que solo lo hacía por su bien. Pero no, solo callé. - Señor falsedad, ahora quiero que te vayas, sacaré este amor que siento en el pecho, aunque tenga que arrancármelo, o extirparme el corazón, porque yo sí te amé de verdad. Me decepcionaste. Gracias por dejarme vacía. Ahora sal de aquí. lárgate. Señaló la salida.

Salí del cuarto y en la sala me esperaba un furioso Frank y un aún más furioso Emmanuel.

- Tenemos que hablar contigo.

No se asemejó nada a una conversación. Dejé que me golpearan, total, ninguno de esos golpes dolió como tus palabras. Me los merecía cada uno por romperte así.

A lo lejos estaba Lucía, con una sonrisa de victoria. Yo la había dejado ganar.

Se había terminado todo.

¿En verdad había ganado? Tuvo lo que quiso, logro manipular nuestra relación a su antojo. ¿Ven por qué no quería que formalizáramos de esa forma?

Ethel, acepto la beca. Al menos de algo sirvió, juro que no te abría perdonado que no te fueras, y que no fueras todo lo exitosa que eres ahora.

Cuatro Estaciones Entre Tú y YoWhere stories live. Discover now