Cap. 3

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El menor comienza a removerse en su cama al escuchar la alarma, estira su brazo y toma su teléfono para luego apagarlo, no recordaba haberse movido a su cama después de la película.

Se levantó con pereza y fue al baño de la habitación con un boxer en manos, tal vez su padre lo había traído a su cama, le preguntaría después. En la ducha se tomó un poco su tiempo y luego salió con una toalla en su cintura sin saber que ya el mayor se había despertado y lo miraba fijamente sin pudor mientras se  vestía.

El mayor juró que si no fuera su hermanastro lo follaría contra su escritorio porque por un demonio, el menor tenía un cuerpo inigualable. Dejó que el menor se vistiera y luego se levantó desordenando su cabello para entrar en el baño pero tuvo que salir riendo como estúpido. Se le había olvidado sacar su ropa y cepillo de dientes.

– Sabes que deberías vestirte en el baño cuando hay visitas, ¿no? – Comentó el rubio poniendo una maleta sobre la cama, la abrió y comenzó a sacar lo que se pondría el día de hoy.

– ¿Q-que? – Preguntó el menor girándose a verlo con un sonrojo en sus mejillas, ¿lo había visto vestirse?

– Nada.– Dijo el mayor tomando su cepillo de dientes y su ropa parar pasarle por el lado al menor para entrar en el baño.

El menor sabía que su ahora hermano mayor le gustaban los chicos gracias a sus amigos que se morían por el, eso le asustaba un poco porque le hacía pensar que en cualquier momento su hermanastro lo acorralaría y quien sabe que pasaría. Por otra parte el también sentía atracción por los chicos y la sintió por su hermanastro el día de ayer antes de todo el conflicto y ahora que son hermanastros se desanimó un poco.

Terminó de prepararse, arregló su cama y tomó su bulto para salir de la habitación, ya abajo se encontró con su padre junto a su madrastra desayunando. Se acercó para saludarlos y se sentó al lado de su madrastra.

– Papá, ¿como llegué a mi cama? – Preguntó el menor tomando su primer bocado, el mayor termina de tomarse su café y lo observa.

– Jimin te cargó hasta tu cama porque estabas muy dormido.– Dijo el mayor aún con la idea de que los dos menores habían echo las pases.

– Oh.– Dijo el menor sonrojándose levemente para luego seguir desayunando en silencio mientras pensaba en la noche anterior.

El mayor no acostumbraba a levantarse a las 6 de la mañana, ¡a las 6! Ahora entendía porque tenía tanto sueño cuando bajó por las escaleras casi arrastrando los pies, se pasó la mano por el cabello y caminó al comedor.

– Buenos días a todos. – Saludó el rubio sentándose al lado de su padrastro quedando frente al menor que desayunaba en silencio, sonrió de medio lado y comenzó a desayunar.

– Minnie, ¿y ese milagro que te levantaste temprano? – Preguntó su madre contenta de que su hijo decida hacer cambios para bien, el rubio se encogió de hombros.

– A veces es bueno hacer cambios.– Dijo el rubio probando el desayuno, supuso que su madre lo había echo porque sabía muy bueno.

– Así  es.– Dijo su padrastro asintiendo lentamente.

El rubio terminó su desayuno rápidamente, observaba la piel del menor  y  se preguntó cómo se sentiría esa piel bajo sus labios, se veía suave, sedosa y lisa, perfecta para dejar unas marcas rojizas. Rió internamente y negó bajando la mirada.

– ¿Vamos? – Preguntó el hombre levantándose de su lugar en la mesa, el rubio asintió y se levantó seguido de su madre y del menor.

– Adiós mamá. – Se despidió el rubio recibiendo un beso en la mejilla por parte de su madre, sonrió y salió de la casa esperando al mayor para entrar en el auto.

S e c r e t o ( Jikook) •  (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora